El domingo pasado, la escena política de la India presenció un momento histórico cuando Narendra Modi asumió su tercer mandato como Primer Ministro. Sin embargo, este período será diferente, ya que su partido, el Bharatiya Janata, no logró una mayoría absoluta en las recientes elecciones parlamentarias.
El juramento de Modi tuvo lugar en el majestuoso palacio presidencial Rashtrapati Bhavan en Nueva Delhi, administrado por la Presidenta Droupadi Murmu. Esta ceremonia marcó un cambio inusual en la política india, ya que Modi se vio obligado a forjar alianzas con otros partidos para mantenerse en el poder.
Por primera vez en una década, el Bharatiya Janata no tiene mayoría en el Parlamento, lo que lo obliga a depender de otros para formar gobierno. Aunque su partido ganó 240 escaños, lejos de los 272 necesarios, la Alianza Democrática Nacional de Modi aseguró suficientes escaños para mantenerlo como líder.
Ahora, la coalición de Modi depende de dos aliados regionales: el partido Telugu Desam de Andhra Pradesh y el partido Janata Dal (Unido) de Bihar. Mientras tanto, su principal rival, la alianza INDIA liderada por el partido Congreso, ha duplicado su presencia parlamentaria, obteniendo 232 escaños.
Modi, un líder popular y polarizante, es conocido por su defensa de la mayoría hindú en la diversa India. Sus partidarios elogian sus esfuerzos para impulsar la economía y elevar el perfil internacional del país. Sin embargo, su tercer mandato presenta desafíos sin precedentes que requerirán habilidades políticas hábiles y colaboración entre diversas facciones para gobernar eficazmente en esta nueva era de gobierno de coalición.
