AGENCIA
Sinaloa.- La lucha interna entre las facciones del Cártel de Sinaloa, identificadas como “Los Mayos” y “Los Chapitos”, ha sumido al estado en una crisis de violencia y desapariciones sin precedentes. Según una investigación del diario Noroeste, desde el inicio del conflicto, tras el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada el pasado 25 de julio, se han registrado al menos 750 desapariciones y 601 homicidios en Sinaloa.
La ruptura entre ambos grupos marcó el fin de una relativa estabilidad en la región, derivando en una ola de desapariciones forzadas que ha afectado no solo a jóvenes, sino también a hombres mayores, mujeres y menores de edad.
De acuerdo con la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, entre el 9 de septiembre y el 9 de diciembre, 465 desapariciones forzadas fueron atribuidas al conflicto. La Fiscalía General del Estado reportó un total de 695 casos en ese mismo periodo. En 2024, la cifra acumulada de personas desaparecidas ya alcanzó mil 434, superando el máximo histórico registrado en 2019.
Culiacán, la capital del estado, es la zona más afectada con 399 desapariciones registradas hasta el momento. Mazatlán y Navolato le siguen con 182 y 44 casos respectivamente. A pesar de los esfuerzos de colectivos de búsqueda, seis de cada diez personas desaparecidas permanecen como “no localizadas”, mientras que 61 han sido halladas sin vida.
El drama humano detrás de estas cifras tiene rostros y nombres, como el de Jesús Tomás Félix Félix, desaparecido el 1 de noviembre, cuya familia inició una huelga de hambre frente a la Catedral de Culiacán en busca de respuestas.
En Mazatlán, Ángeles Garay, madre de Emmanuel Garay Bernal, un joven de 20 años desaparecido el 11 de octubre, clamó justicia en un evento masivo organizado para visibilizar la problemática. “Queremos a nuestros hijos vivos”, declaró junto a otras familias.
El gobernador Rubén Rocha Moya ha reconocido el desafío que representa la violencia, calificándola como el principal reto de su administración. Durante su último informe, señaló que los esfuerzos coordinados con el gobierno federal han permitido ciertos avances, pero admitió que los resultados han sido limitados.
“Los avances no han sido tan rápidos como quisiéramos. Estamos trabajando junto con las fuerzas federales para mejorar la seguridad y reducir la violencia”, declaró Rocha Moya.
Mientras tanto, colectivos de búsqueda han suspendido sus actividades en ciertas áreas por miedo a enfrentarse a grupos armados, reflejando la magnitud del peligro que enfrentan quienes buscan a sus seres queridos.
La narcoguerra en Sinaloa ha dejado una marca imborrable en la sociedad, donde la desaparición de al menos cuatro personas al día es un trágico recordatorio de la impunidad y el desamparo que viven las familias afectadas. La exigencia de justicia y la presión para resolver este conflicto armado se han convertido en un clamor que resuena en todo el estado.
