Agencias
México.- En México, las acusaciones de brujería siguen siendo una realidad preocupante. Desde 2019, el Consejo de la Judicatura ha registrado 21 sentencias donde mujeres enfrentan cargos por supuestos actos de brujería o adoración al diablo. Estos casos, que se remontan a tiempos de la Inquisición, reflejan cómo la superstición y la magia aún influyen en la vida cotidiana, a menudo en contextos de conflictos personales y familiares.
Un ejemplo notable es el de una mujer en Yucatán, conocida como la “Bruja de Mama”. En junio de 2021, tras la muerte de un familiar de los hermanos Carlos y Rutilio, estos acusaron a su vecina de brujería y la atacaron verbal y físicamente. A pesar de la evidencia médica que atribuía la muerte a complicaciones por COVID-19, los hermanos continuaron difundiendo rumores y amenazas, lo que resultó en un juicio de brujas que devastó la vida de la acusada y la llevó a enfrentar graves problemas psicológicos y sociales.
Otro caso ilustra cómo las acusaciones de brujería afectan la vida laboral y familiar. En 2022, una mujer en San Andrés Cholula fue despedida de su empleo en una universidad tras ser acusada de practicar brujería, basándose en rumores infundados.
Este tipo de acusaciones también se ha utilizado en disputas de custodia y pensión alimenticia, demostrando que la superstición sigue siendo una herramienta para resolver conflictos y ejercer control sobre las mujeres en diversos ámbitos de la sociedad mexicana.