Una historia inusual ha sacudido Melbourne, Australia, cuando Cheyenne reveló en el programa de radio “Fifi, Fev & Nick” que había comido las cenizas de su abuela como una forma de animar a su madre en medio del duelo.
“Me comí a mi abuela”, confesó Cheyenne, dejando boquiabiertos a los presentadores y oyentes por igual. Explicó que su abuela falleció el año pasado y, en un intento por aliviar el dolor de su madre, decidieron probar las cenizas.
La historia dio un giro aún más extraño cuando Cheyenne admitió haberle hecho comer las cenizas a su hermano, mezclándolas en una salsa para pasta. Los presentadores quedaron visiblemente impactados, mientras que Cheyenne compartió que aún le quedaba “una caja entera llena” de cenizas.
A pesar del shock inicial, Cheyenne dijo que siente una conexión especial con su abuela y que esta experiencia los ha unido de una manera única. Sin embargo, aseguró que dejaría de comer las cenizas, aunque lo había hecho “solo por diversión”.
Esta sorprendente confesión ha dejado a muchos atónitos y ha generado un debate sobre los límites de la expresión del duelo y el respeto a los seres queridos. Sin duda, una historia que seguirá siendo comentada durante mucho tiempo.