- Luchó para encontrarlos
- Iván y Egaí desaparecieron el 5 de octubre de 2013, tras ser sacados de su vivienda por elementos de Seguridad Pública
- Doña Conchita perdió la vida sin ver los frutos de su lucha
Omealca.- Una mujer que durante ocho años luchó, invirtió recursos y se sumó al Colectivo Solecito de Córdoba para localizar a sus dos hijos que desaparecieron de las manos de Seguridad Pública del Estado, murió ayer como consecuencia de una enfermedad que la aquejaba sin cumplir con su sueño de encontrarlos.
Concepción Segura, del ejido Callejón, estuvo internada en el Seguro Social de Córdoba hasta mediados de abril cuando los médicos la dieron de alta al considerar que no había nada que hacer para salvarle la vida y tenía que esperar en casa su muerte.
A pesar de sus condiciones de salud, la mujer permaneció durante semanas en su vivienda, donde se despidió de sus hermanos, sobrinos y amistades que llegaron a verla, entre ellos el representante de la Comisión de Derechos Humanos de Córdoba, quien le indicó que a pesar de la insistencia, los expedientes iniciados por la desaparición de sus hijos estaban archivos y no avanzaron.
Sus hijos Iván y Egaí desaparecieron el 5 de octubre de 2013 después de ser sacados de su vivienda por elementos de Seguridad Pública del Estado que llegaron a bordo de las patrullas números económicos 1009, 1513 y 1580.
Testigos confirmaron esa información e incluso en los expedientes iniciados por la desaparición mencionaron esos números de las patrullas, pero los expedientes no avanzaron y el caso se archivó.
Concepción Segura inició en esa fecha un intenso caminar para localizar a sus dos hijos, uno de ellos recién había llegado de Estados Unidos, donde estuvo trabajando.
A pesar de la insistencia y del involucramiento de otras autoridades para ubicar a sus hijos y a un familiar que también sacaron de una casa cercana, su voz no hizo eco.
Con la formación de colectivos dedicados a la búsqueda de personas desaparecidas, doña Conchita, como era conocida, se integró al grupo de Córdoba y participó en labores de búsqueda y de presencia en la región.
La localización de algunos cuerpos en fosas clandestinas de Omealca provocó que muchas personas tuvieran la esperanza de localizar los restos de sus familiares para darle cristiana sepultura, pero en su caso eso no ocurrió y falleció sin lograr su objetivo y tranquilidad.