La momia del faraón Amenhotep I es la única de la realeza que no había sido abierta en época moderna debido a su excepcional estado de conservación, aunque gracias a la tecnología digital un grupo de científicos ha podido desliar digitalmente sus vendas para acceder a algunos de sus secretos.
El uso de la tomografía computarizada tridimensional ha demostrado que el faraón murió hacia los 35 años, aunque no se encontró “ninguna herida o desfiguración debida a una enfermedad que justificara la causa de la muerte”.