AGENCIA
Bolivia.- En un crimen que ha conmocionado a la nación, cinco miembros del Ejército Boliviano fueron brutalmente asesinados el pasado jueves cerca de Villamontes, a unos 90 kilómetros de la frontera con Argentina. Los subtenientes Yamil Argani y José María Romero, junto a los sargentos Braulio Pacaje, Vladimir Pacasi y Ruddy Medoza, fueron incinerados dentro de su vehículo tras ser emboscados por unos delincuentes.
En un primer momento, se pensó que el incendio podría haber sido causado por un accidente de tránsito. Sin embargo, el viceministro de Lucha contra el Contrabando, Daniel Vargas, descartó esta versión y denunció que lo sucedido fue un acto criminal premeditado, una manifestación de la violencia que enfrentan las fuerzas armadas en su lucha contra el contrabando y narcotráfico. Vargas afirmó que “se está llevando a cabo una movilización de los grupos de inteligencia militar para dar con los responsables de esta atrocidad”.
Las muertes de los cinco militares han conmovido al país, debido a su particular crueldad. Los uniformados formaban parte de una operación destinada a combatir actividades ilícitas en las zonas fronterizas bolivianas. Testigos revelaron que la camioneta militar fue forzada a salirse del camino y volcó. Los atacantes aprovecharon la confusión tras el accidente para desarmar a los militares, rociarlos con gasolina y prenderlos fuego. Después del asesinato, los narcotraficantes huyeron, dejando botellas de gasolina como testimonio del horror.
La comunidad internacional ha centrado su atención en Bolivia, especialmente al considerar el aumento del narcotráfico en Ecuador. La oposición boliviana advierte sobre vulnerabilidades económicas, sociales e institucionales similares que podrían ser explotadas por el crimen organizado. El gobierno de Luis Arce sostiene que la situación boliviana no es comparable a la ecuatoriana, aunque Bolivia es el tercer productor mundial de cocaína, con más de 300 toneladas del narcótico estimadas en 2021.
El ataque contra los militares refuerza las preocupaciones sobre la presencia de grandes mafias internacionales en Bolivia. En 2023, el país realizó uno de los mayores decomisos de cocaína y fue testigo de la fuga de un narcotraficante de talla mundial. Tras el ataque, Samuel Doria Medina, líder opositor, instó al gobierno a reprimir rigurosamente a los responsables para evitar que el narcotráfico se apodere del país.
