Copacabana.- Un millón de jóvenes, según el Vaticano, de 190 países dieron ayer la bienvenida al Papa Francisco a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en una festiva ceremonia en la playa de Copacabana de Río de Janeiro, durante la cual el pontífice argentino pidió a los muchachos que pongan a Cristo en sus vidas.
El Papa también les puso en guardia ante la tentación de ponerse en el centro y de creer que solos construyen sus vidas y que el tener, el dinero y el poder es lo que da la felicidad.
En un ambiente festivo y desafiando la lluvia que en los últimos días no deja de caer sobre Río de Janeiro, los jóvenes acogieron al Papa como a una estrella del pop, entre cánticos, vivas y con miles de banderas de sus países de origen.
“Esta es la juventud del Papa” fue uno de los lemas más entonados por los muchachos.
El papa Jorge Mario Bergoglio llegó al encuentro en el papamóvil, en el que recorrió todo el paseo marítimo de Copacabana, de cuatro kilómetros de largo, hasta el lugar donde estaba levantado el palco, en un costado de la playa.
Miles de jóvenes le acompañaron en el trayecto, creando una sugestiva imagen de procesión. Francisco sonriente y feliz, besó a niños, saludó a jóvenes y no dudó en quitarse el solideo y cambiarlo por otro que le entregó un joven sacerdote.
Más tarde el papa Francisco bendijo la bandera olímpica, con lo que se sumó a una larga lista de pontífices que han manifestado interés en el papel positivo que el deporte puede desempeñar en la sociedad.
Francisco saludó a algunos de los atletas olímpicos durante una breve visita al Palacio de la Ciudad de Río el jueves. Desde el balcón bendijo la enseña olímpica que roció con agua bendita e impartió la bendición a los presentes. Río de Janeiro será sede de las olimpíadas del 2016.
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