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Ciudad de México.- La desvergüenza de la familia Yunes no tiene límites. Miguel Ángel Yunes Linares, exgobernador de Veracruz, se presentó en el Senado bajo el pretexto de “visitar a su hijo”, una excusa que insulta la inteligencia de los mexicanos. Este mismo personaje, que ha traicionado a su partido y a sus electores, fue recibido con los brazos abiertos por Adán Augusto López, líder de la mayoría morenista, evidenciando la podredumbre y el compadrazgo que corroen nuestra política.
La traición corre por las venas de los Yunes. Su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, no solo votó a favor de la reforma judicial impulsada por Morena, sino que también fue expulsado del PAN por su deslealtad. Esta familia de oportunistas ha demostrado que sus intereses personales están por encima de cualquier ideología o compromiso con la ciudadanía.
Es inaceptable que personajes como los Yunes continúen burlándose del pueblo mexicano, cambiando de bando según les convenga y traicionando la confianza depositada en ellos. Su presencia en el Senado es una afrenta a la democracia y una muestra más de la corrupción y el nepotismo que imperan en nuestra clase política.
