AGENCIA
Nacional.- En una reciente entrevista con EFE, el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, manifestó su profunda preocupación por las consecuencias que el reciente asalto a la embajada de México en Quito podría tener para la reputación internacional de Ecuador. Este incidente, ocurrido en la noche del viernes 5 de abril, cuando la policía ecuatoriana irrumpió en la embajada para detener al exvicepresidente Jorge Glas, ha sido catalogado por Correa como un acto que ha dejado la imagen de su país “hecha pedazos”, y lo considera un daño “irreparable en el corto plazo”.
El asalto, que ha desencadenado una ola de críticas y condenas, pone en tela de juicio la seguridad y el respeto a la soberanía de las sedes diplomáticas ecuatorianas en el mundo, según Correa. Esta acción podría afectar también a los migrantes ecuatorianos, quienes ahora enfrentan una vulnerabilidad incrementada ante la ruptura de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador.
La organización 1800-Migrante, representada por William Murillo y Andrea Ledesma, ha sido enfática en señalar que los migrantes ecuatorianos en México son “las primeras víctimas reales” de este conflicto diplomático. Han resaltado la grave situación que enfrentan debido a la penetración del narcotráfico y el crimen organizado en América Latina, problemas que se agravan por la corrupción y la impunidad.
El incidente ha generado incertidumbre sobre la protección y el manejo de los casos de violencia y abuso contra los migrantes ecuatorianos en México. Con la ruptura diplomática, se plantean interrogantes sobre quién asumirá la responsabilidad de atender y proteger a los migrantes ecuatorianos, especialmente en situaciones de secuestro, desaparición y otros delitos.
1800-Migrante ha hecho un llamado a los gobiernos de México y Ecuador para que, a través del diálogo, superen esta crisis diplomática y prevalezca la protección de los derechos y la seguridad de los migrantes. La organización advierte que permitir que esta situación continúe beneficiaría a los grupos criminales que explotan la migración irregular.
Este conflicto no solo pone en riesgo la relación entre México y Ecuador, sino que también desafía la integridad y seguridad de los migrantes ecuatorianos, haciendo un llamado urgente a la acción para restaurar la diplomacia y la cooperación en beneficio de los pueblos y su legítimo derecho a la seguridad y al respeto mutuo.
