La semana pasada, las autoridades mexicanas informaron que el migrante encontrado sin vida en Ciudad Juárez, al borde del río Bravo, murió a consecuencia de un golpe en la cabeza. El hombre, de entre 30 y 35 años, no llevaba identificación ni documentos, lo que dificulta determinar su identidad o si se encontraba en situación de movilidad.
Este trágico suceso vuelve a poner en el foco de atención las condiciones en las que los migrantes permanecen en puntos bajo custodia de las autoridades mexicanas. Recordemos que el año pasado, un incendio en un centro de detención del Instituto Nacional de Migración en la misma ciudad dejó 40 extranjeros muertos.
La causa de la muerte, según el examen forense, es traumatismo craneoencefálico, pero las circunstancias en las que falleció aún no se han esclarecido. La Fiscalía del estado de Chihuahua está llevando a cabo las investigaciones pertinentes, mientras que el cuerpo fue encontrado por otros migrantes en la mañana del 17 de mayo.
El cuerpo presentaba múltiples hematomas, pero hasta el momento no se sabe quién los ocasionó. Este triste incidente resalta la vulnerabilidad y los peligros que enfrentan los migrantes en su búsqueda de una vida mejor.