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Nacional.- Hoy, Miércoles de Ceniza, los cristianos de todo el mundo dan inicio a la Cuaresma, un periodo de 40 días de reflexión, penitencia y preparación para la Semana Santa. Esta fecha, que marca el inicio de la Cuaresma, varía cada año, situándose siempre entre el 4 de febrero y el 10 de marzo.
Origen del Miércoles de Ceniza
La tradición del Miércoles de Ceniza se remonta al siglo II, cuando los cristianos comenzaron a prepararse para la Pascua con dos días de ayuno y penitencia. Esta práctica se extendió gradualmente a toda la Semana Santa, hasta que, en el año 325, durante el Concilio de Nicea, se estableció un periodo de 40 días de Cuaresma.
Simbolismo de la ceniza
El Miércoles de Ceniza, los fieles asisten a misa para recibir la imposición de la ceniza en la frente. Esta ceniza, obtenida de la quema de las palmas bendecidas del Domingo de Ramos del año anterior, simboliza la muerte, la penitencia y la fragilidad de la vida humana. El sacerdote, mientras impone la ceniza, pronuncia las palabras: “Recuerda que polvo eres y al polvo volverás”, un recordatorio de la mortalidad humana y la necesidad de la conversión.
Ayuno y abstinencia
En este día de ayuno y abstinencia, los cristianos mayores de 18 y menores de 59 años están obligados a realizar un ayuno, que consiste en comer solo una comida completa al día y dos comidas ligeras. También se prohíbe el consumo de carne roja para los mayores de 14 años.
Tiempo de reflexión y penitencia
Más allá del ayuno y la abstinencia, la Cuaresma es un tiempo de reflexión personal y conversión. Los cristianos son llamados a intensificar su oración, la lectura de la Biblia y la participación en actos de caridad. Es un momento para meditar sobre la Pasión de Cristo y su sacrificio por la humanidad, y para renovar el compromiso de seguir sus enseñanzas.
Un camino hacia la Pascua
La Cuaresma es un camino de preparación espiritual que culmina con la Semana Santa, la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. A través del ayuno, la oración y la penitencia, los cristianos se preparan para vivir con mayor intensidad este tiempo litúrgico y celebrar con alegría la victoria de Cristo sobre la muerte.
