AGENCIA
Michoacán.- El mercado nacional del aguacate michoacano, conocido como el “oro verde”, se ha encarecido más del 100 por ciento (%) debido a las extorsiones del crimen organizado. Alberto Guerrero Baena, experto en seguridad, explica que estos grupos delictivos imponen “impuestos ilegales” a los dueños de huertas, empacadores, exportadores y transportistas.
Los productores de aguacate en Michoacán deben pagar un derecho de piso para poder sembrar en sus propias tierras. Los grupos criminales cobran un porcentaje por kilo de aguacate comercializado. Además, obligan a los productores a abastecer combustible en gasolinerías controladas por el crimen organizado, y también cobran según el tamaño del vehículo utilizado para el transporte del fruto.
En el Mercado de Abasto, el precio del aguacate oscila entre 100 y 140 pesos por kilo, cuando a principios de año no superaba los 60 pesos. Alberto “N”, un productor de aguacate con más de 30 años de experiencia, lamenta cómo el crimen organizado ha infiltrado todas las etapas de la producción y distribución del aguacate.
Desde que comenzaron las exportaciones de aguacate a Estados Unidos en 1997, la producción se multiplicó y atrajo la atención de los grupos delictivos. La situación empeoró con la lucha entre el Cártel del Milenio y narcotraficantes locales, lo que convirtió la región aguacatera en un escenario de extorsiones.
Actualmente, el crimen organizado controla la producción, empaque, exportación y transporte del aguacate, generando ganancias que superan los 50 millones de dólares. Estos grupos saben exactamente cuánta fruta se corta, empaca y exporta, lo que les permite extorsionar a los productores de manera efectiva.
El precio del aguacate en el mercado nacional está influenciado por la demanda de exportación a Estados Unidos. Gonzalo Paz Torres, comerciante de la Central de Abasto de Morelia, explica que los precios altos son el resultado de la oferta y la demanda, y la gente sigue comprando el producto, aunque sea en menor cantidad.
En Morelia, los comerciantes no enfrentan extorsiones, pero en ciudades como Uruapan, Ario y Tancítaro, donde se produce el aguacate, los productores sí deben pagar cuotas. Alejandro Mercado Ramírez, un comerciante de Guanajuato, acude regularmente a Morelia a comprar aguacate debido a su calidad, a pesar de los altos costos.
Consumidores como Rosa Moreno Maya reconocen el impacto de las extorsiones y los altos costos en la cadena productiva del aguacate. A pesar de los precios elevados, siguen consumiendo este alimento, conscientes de las dificultades que enfrentan los productores.