Febrero inició con una nota importante en temas financieros: la agencia Moody`s elevó la calificación de riesgo crediticio de México a un máximo histórico, de “Baa1” a “A3”; es lo similar a obtener 90 en un examen escolar, es la zona del “muy bien”. Las reformas atraen inversión, lo que da solvencia y confianza, y por ello la noticia.
Pero no todo es optimismo en 2014; en enero, la inflación reflejó 4.48%, cifra mayor a lo esperado por gobierno y sector privado; es causa de los nuevos impuestos. El Banco de México opina que es temporal y se ordenará para el segundo trimestre. Y ojalá que sí, porque a diferencia de lo de Moody´s, ello sí pega en el bolsillo de la población.
El 2014 también nos recibió con una baja de 15.5% en el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), un dato que exhibe cómo el consumo está deprimido, ya sea porque la gente no tiene dinero, o porque teniéndolo, siente miedo de gastar y desprotegerse. Tal parece que el nuevo año le brindó su cuesta de enero al pronóstico del gobierno.
El dato sobre la nueva calificación de crédito es útil, habla bien de cómo se nos percibe en el exterior y ayudará a obtener financiamiento más barato cuando se requiera, amen de caer bien en el mercado bursátil. Empero, debe valorarse en su dimensión, pues no beneficiará pronto en el mercado interno, ni en los retos de corto plazo.
Para lograr crecimiento, todo país busca que sus índices macroeconómicos sean sólidos y confiables, lo que México ha construido bien y hoy es ratificado por Moody´s. Sin embargo, también necesita que dichos indicadores trasciendan de las conferencias y se reflejen en el bolsillo de la población; quizá el reto más difícil de lograr.
Es el contraste de las líneas de inicio, un país muy bien visto en el extranjero; con virtud de crecimiento y mejores fundamentos que otros mercados emergentes; pero que en su interior no logra llenar los motores productivos de combustible y ponerlos a funcionar. El reto sigue siendo desafío, aunque seamos “A3”.
Las cifras de la inflación y el ICC son una alerta para el gobierno, no de color rojo pero sí cardinal; si llegan a crecer, darían al traste con el plan de reactivar la economía vía mayor gasto y déficit públicos; si la gente no se anima a consumir, el estado no podrá reactivarla por sí sólo; pero la sociedad jamás se animará si la inflación es alcista.
Qué bien por la calificación crediticia, muestra el potencial implícito si se logra vencer el desafío; pero en México no debe perderse de vista, que el éxito de la economía no se puede medir con la opinión de una agencia, sino en el progreso de las pymes y familias. Mientras éste no avance, lo demás será puro “glamour”.
Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.
Comentarios por favor a: oscar.ahp@gmail.com
Twitter: @oscar_ahp