El caso de George Alan Kelly, el ranchero de 75 años acusado de matar a un mexicano en la frontera de Arizona, ha generado tensiones entre México y Estados Unidos. Tras un juicio que terminó en un estancamiento del jurado, los fiscales estadounidenses decidieron no volver a juzgar a Kelly, lo que ha dejado a México insatisfecho.
El Cónsul General de México en Nogales, Marcos Moreno Báez, calificó la decisión como “muy lamentable” y mencionó la posibilidad de explorar opciones legales adicionales, como un proceso civil.
El caso ha sido seguido de cerca por el Consulado mexicano, que ha estado apoyando a la familia de la víctima. Durante el juicio, se llevaron a cabo visitas al rancho de Kelly y a la frontera entre México y Estados Unidos, en un contexto marcado por las elecciones presidenciales en Estados Unidos y el interés en la seguridad fronteriza.
A pesar de la decisión de no volver a juzgar a Kelly, la abogada del ranchero, Brenna Larkin, expresó alivio por el fin de la “pesadilla” legal para su cliente. Larkin también lamentó la injusticia para la familia de la víctima, pero afirmó que la decisión evita convertir a un hombre inocente en un “chivo expiatorio”.