A finales de enero pasado, Enrique Peña Nieto emprendió su segundo viaje a Sudamérica, que constituyó su “estreno” en la región como presidente constitucional de la República Mexicana. Recuérdese que, cuando aún era presidente electo, además de Centroamérica visitó Colombia, Chile y Perú, países con los cuales México ha constituido la denominada Alianza del Pacífico y con los que, colectivamente, negocia su entrada al Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP). En aquella ocasión visitó también Argentina y Brasil.
Esta vez el viaje lo llevó a Chile y Uruguay; en ambos cumplió compromisos bilaterales y multilaterales. En Santiago el presidente Peña desarrolló una gran actividad. En primer lugar, se reunió con empresarios de México, América Latina y Europa, ante los cuales presentó a la economía mexicana como una oportunidad para hacer negocios. Destacó la estabilidad macroeconómica, el cero déficit fiscal, la inflación menor de 3.9%, las proyecciones de crecimiento de 4% para este año y su compromiso de crear mecanismos que den certidumbre jurídica a las inversiones.
En segundo, se reunió con los otros 32 jefes de Estado y de Gobierno que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en la que constituyó su Primera Cumbre, cuya presidencia pasó de Chile a Cuba.
En tercero, participó en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños-Unión Europea (Celac-UE), en la que se dieron cita 60 jefes de Estado y de gobierno de los países que integran este espacio birregional y que tuvo como tema central: “Alianza para un desarrollo sustentable: promoviendo inversiones de calidad social y ambiental”.
En cuarto, participó en la Cumbre de la Alianza del Pacífico, reuniéndose con sus homólogos de Chile, Colombia y Perú. Este mecanismo, que se conformó en 2011 por las cuatro naciones, conjunta el 37% del PIB regional y es considerado como un contrapeso al Mercosur, impulsado por Brasil y Argentina, así como a la Alianza Libre Bolivariana (Alba), encabezada por Venezuela. Los cuatro mandatarios de la Alianza del Pacífico se comprometieron a eliminar los aranceles para 90% de los bienes antes del 31 de marzo y para el restante 10% en el primer semestre del año.
En quinto, sostuvo encuentros bilaterales: con Raúl Castro, presidente de Cuba (sede la IX Cumbre Celac-UE), para relanzar la relación bilateral; con la canciller alemana, Angela Merkel, para incrementar el intercambio comercial y de inversiones; con Cristina Fernández, presidenta argentina, para revisar el acuerdo comercial automotriz que ese país desconoció el año pasado; y con la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, para tratar una posible alianza estratégica entre Pemex y Petrobras.
El lunes 28 fue recibido por el presidente uruguayo, José Mujica. Juntos analizaron los avances en el marco del Acuerdo de Asociación Estratégica entre Uruguay y México e identificaron nuevas líneas de cooperación para fortalecer la relación bilateral. Aprovechó su paso por Montevideo para visitar la sede de la Secretaría General de la Asociación Latinoamericana de Integración, reuniéndose con su secretario general, el argentino Carlos Álvarez.
Puede decirse con justeza que esta segunda gira de Peña Nieto por Latinoamérica fue exitosa. Contaron: el bono democrático que las elecciones y el Pacto por México, le dieron; su dinamismo, particularmente en Santiago; su convicción, compartida por numerosos jefes de Estado y de gobierno, de que la atracción de comercio e inversiones es de suma importancia para el crecimiento y el desarrollo económicos y, finalmente, su empeño en presentar a México como un país de oportunidades, sin soslayar los problemas de seguridad, pero sin ponerlos por delante.