Una menor de edad fue trasladada por sus padres al hospital luego de presentar malestares estomacales, los médicos le extirparon el apéndice que supuestamente acabaría con el problema, y fue dada de alta. Sin embargo, los malestares persistieron, por lo que fue sometida a una segunda intervención quirúrgica, quitándole tres metros de intestino.
Luego de diversos estudios de laboratorio, los padres de la menor afectada indicaron que para los médicos no fue suficiente presentar los análisis, ya que para ellos el malestar estaba en los órganos que habían sido extirpados.
A esa inconformidad se suma que la infante fue dada de alta aún con problemas digestivos, por lo que al solicitar una ambulancia para que fuera trasladada a otro hospital, la unidad también les fue negada.