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Mascotas y renta de vivienda: El desafío de los amantes de los animales

Superiberia

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Nacional.- En los últimos años, la dificultad para encontrar vivienda en renta ha aumentado para aquellos que tienen mascotas. A pesar de que cada vez más personas optan por tener animales de compañía, los propietarios de inmuebles en México son reacios a aceptar inquilinos con mascotas, lo que genera un obstáculo significativo para los amantes de los animales.

Según datos de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), aproximadamente el 60% de los anuncios de renta especifican que no se permiten mascotas. Esto se debe a varias razones: el temor a posibles daños en la propiedad, las quejas de vecinos y la posible depreciación del inmueble. “Es comprensible que los dueños de propiedades quieran proteger su inversión, pero también es necesario encontrar un equilibrio que permita a las personas vivir con sus mascotas”, comentó Ana López, experta en bienes raíces.

María Sánchez, una joven profesional de 30 años, relata su experiencia buscando un lugar para vivir con su perro de tamaño mediano. “Fue una pesadilla. Después de semanas de búsqueda, encontré muy pocas opciones, y las que aceptaban mascotas pedían un depósito adicional exorbitante”. Esta situación es común para muchos mexicanos que consideran a sus mascotas como parte de la familia.

La Ley de Propiedad en Condominio del Distrito Federal establece que los condominios no pueden prohibir tener mascotas, pero esta regulación no se aplica a los arrendamientos individuales, dejando a los inquilinos a merced de las políticas de los propietarios. En algunos casos, los arrendadores aceptan mascotas a cambio de un depósito adicional o un incremento en la renta mensual, pero estas condiciones suelen ser prohibitivas para muchos.

A pesar de las dificultades, existen iniciativas que buscan fomentar la aceptación de mascotas en las viviendas de renta. Organizaciones de protección animal están trabajando en campañas de concientización y en la promoción de cláusulas de contrato más flexibles que beneficien tanto a los propietarios como a los inquilinos.

“Es esencial reconocer el valor emocional y psicológico que las mascotas aportan a la vida de las personas”, afirma Juan Pérez, activista de derechos de los animales. “Debemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva, donde tener una mascota no sea un impedimento para encontrar un hogar”.

Mientras tanto, los inquilinos con mascotas deben armarse de paciencia y estar dispuestos a negociar condiciones que les permitan compartir su hogar con sus animales de compañía. La esperanza es que, con el tiempo, la percepción y las políticas de los propietarios cambien, facilitando el acceso a viviendas para todos, independientemente de si tienen mascotas o no.

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