POR: Andrés Timoteo / Columnista
MÁS SI OSARE…
“Más si osare un extraño enemigo/ profanar con sus plantas tu suelo./ Piensa, ¡oh Patria querida!, que el cielo/ un soldado en cada hijo te dio…./ ¡Guerra, guerra sin tregua al que intente/ de la Patria manchar los blasones!/ ¡ Guerra, guerra los patrios pendones/ en las olas de sangre empapad!…/ Antes, Patria, que inermes tus hijos/ bajo el yugo su cuello dobleguen, / tus campiñas con sangre se rieguen/ sobre sangre se estampe su pie”.
¿Alguien recuerda esas estrofas del Himno Nacional? Eso es lo que se debe rescatar ahora que una parte de la Nación –los migrantes y los más pobres, o sea los de siempre- están bajo amenaza de un Gobierno extranjero -¡vaya novedad-, el de los Estados Unidos con su xenófobo presidente Donald Trump. Claro, hoy no se trata de agarrar el fusil y lanzarse a la guerra -aunque de ser necesario se tendrá que hacer- sino de conformar un “ejército” compacto de una sociedad actuante para enfrentar la embestida y devolver el golpe.
¿Cómo? Con un boicot a las firmas estadounidenses que tienen invadido el mercado y el rescate de la producción nacional. Consumir lo nuestro y rechazar lo ajeno, todo producto manufacturado en Estados Unidos, desde el Starbucks hasta McDonald’s, KFC, las Barbies y los Kent, por citar algunos productos. A la par, exigir al Gobierno mexicano que honre la defensa de su pueblo y que la política exterior se haga con dignidad y no con entreguismo.
Hoy México tiene una diplomacia pueblerina, como dicen los analistas, pues colocó a un ignorante, Luis Videgaray, como Ministro del exterior con el rústico argumento de que es conocido del yerno de Trump. Es decir, se echa mano del tradicional “palancazo” – recurrir alguien que se dice “influyente” por sus amistades con el pariente del poderoso- para lograr algo de clemencia de parte de un líder extranjero, en lugar de ejercer la diplomacia con decoro y anteponiendo la dignidad, la soberanía y la defensa patrias.
La política exterior mexicana está por los suelos y Trump sabe eso, por lo mismo se ensaña y ha tomado a México como ejemplo mundial de un escarmiento. Entonces, debe haber una respuesta puntual y sin cobardía de parte de los mexicanos ante el entreguismo de su Gobierno, pegarle a la economía estadounidense en defensa de la propia. Y también hay que estar alerta ante el intento del Gobierno de Enrique Peña Nieto para capitalizar el tema y convertir la agitación nacional, que clama por la unidad, en un arropamiento a su favor ante el desplome de su aceptación popular que apenas si alcanza el 12 por ciento.
Desde las esferas gubernamentales y por medio de los emporios mediáticos y empresariales, se convoca para el domingo 12 de febrero a una marcha en la Ciudad de México denominada con un nombre insulso: “Vibra México” que no tiene otro fin que desviar la atención de lo que verdaderamente importa, para hacer que haya unidad en torno al peñismo. O sea, distraer el enojo popular hacia el Gobierno Federal usando una causa externa y tratar de convertir el repudio en aceptación a Peña Nieto y la mafia que lo acompaña.
Es la gran contradicción, los que convocan a la marcha “Vibra México” alegando que es necesaria la unidad nacional, son los mismos que se han encargado de dividir, robar y desmantelar al País. Los miles de mexicanos que se convierten en migrantes indocumentados en Estados Unidos no se van como turistas sino huyendo de la pobreza provocada por los malos Gobiernos. ¿Y ahora piden unidad en torno a ellos?
Hay muchos personajes hipócritas que aprovechan la desmemoria colectiva. Por ejemplo, el muro que va a construir Trump ya lleva una tercera parte levantado –Trump quiere construir el 60 por ciento restante-, hay que recordar que desde los Gobiernos de Bill Clinton y George W. Bush se comenzó a construir, y quienes eran presidentes de México, el priista Ernesto Zedillo y los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón ni protestaron ni defendieron la frontera ni a los migrantes. Los tres hoy salen a la palestra a escandalizarse y a disfrazarse de nacionalistas, condenando lo que antes permitieron.
Bien dice el experto en geopolítica, Alfredo Jalife: “los políticos mexicanos son más peligrosos que Donald Trump y a esos sí hay que temer y combatir”. Es cierto, los mexicanos tienen el enemigo en casa, sus políticos y gobernantes, los expertos en el robo del dinero público, en el empobrecimiento de las masas y el exterminio de mexicanos. A ellos hay que ponerles un alto, más que a Donald Trump.
El escritor Pedro Miguel lo reflexiona de manera impecable: “Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, que vendieron o regalaron el mercado nacional, la Independencia diplomática, la soberanía, la Seguridad nacional y la estructura energética de México a las necesidades e intereses de las trasnacionales, hoy medran con los impulsos nacionalistas y con la indignación social provocada por las arremetidas antimexicanas de Donald Trump.
Las diversas caras y logotipos de la antipatria política, empresarial, mediática e ideológica, convocan en defensa de la Patria a una sociedad a la que por décadas han traicionado, defraudado, saqueado, manipulado, empobrecido, mentido y masacrado. Pero de seguro el País mayoritario ofendido, despojado, maltratado y reprimido, no estará allí (en la marcha del domingo)”. Y así, nadie se deje engañar con la farsa de “Vibra México”.
LA ESPIRAL
En temas locales, Veracruz resiente una espiral de violencia, sobre todo en lo que tiene que ver con las “ejecuciones”, que son asesinatos con el sello del crimen organizado, así como secuestros y desapariciones. Se habla de hasta 250 homicidios en los dos meses y medio que lleva el nuevo Gobierno Estatal. Además, hay dos casos escandalosos que son el de los secuestros de tres elementos de la Armada de México en el Puerto de Veracruz, mismos que hasta anoche no habían aparecido, y del gerente de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Martín Gelacio Calipa, ocurrido en Atzalan.
Son indicadores de que las bandas del crimen organizado están desatadas para reacomodarse frente a un nuevo Gobierno con el cual ya no tienen un pacto previo, como ocurrió en los dos sexenios anteriores. Y en esta progresión delictiva, la zona Centro y en especial la conurbación Córdoba-Fortín y el corredor fabril Orizaba-Río Blanco-Nogales-Ixtaczoquitlán, están siendo azotadas por la hélice criminal.
Ayer, Río Blanco estuvo bajo metralla. La Policía localizó una “casa de seguridad” de la delincuencia, enfrentó a los malhechores y liberó a siete secuestrados. En Ixtaczoquitlán y Ciudad Mendoza se desmantelaron las Policías municipales porque servían al crimen organizado y la Secretaría de Seguridad Pública del Estado tomó a su cargo las labores de vigilancia. Lo mismo ocurrió en Acultzingo donde se desplegaron efectivos militares.
El sustituir a las corporaciones policíacas locales no fue algo fortuito sino que se desprende de los reportes de Inteligencia: en todos esos lugares, los grupos criminales se apoyan de los policías, con la supuesta anuencia, o al menos el conocimiento, de los presidentes municipales. El caso más sobresaliente es el de Camerino Z. Mendoza donde gobierna el priista Renee Huerta Rodríguez y cuyo director de Gobernación municipal estaría ligado directamente a la actividad delictiva.
El propio Gobernador, lo dijo directamente en una conferencia de prensa ofrecida la semana pasada: “Hay funcionarios municipales de las áreas de Gobernación y Seguridad que tienen vínculos con la delincuencia organizada. En Ciudad Mendoza, el director de Gobernación es papá de un delincuente de alta peligrosidad (que está) recluido en Pacho Viejo, antes estaba en (La Toma) Amatlán de los Reyes”, señaló al abordar el tema del desmantelamiento de la Policía municipal.
Hasta anoche, el Ayuntamiento mendocino seguía manteniendo a ese funcionario, lo que confirma que el edil Huerta Rodríguez está más que enterado del entuerto. De la misma manera, hay otros municipios en la zona Centro donde las Policías locales prestan servicio a la delincuencia y se han convertido en enemigos de la población.
Pero está espiral de violencia que castiga a todos no es algo nuevo sino que forma parte de la inercia. Veracruz fue entregado a las bandas criminales desde el sexenio del innombrable, y hoy la Administración del actual enfrenta las secuelas y maniobra para contener la ola delictiva. No hay que confundirse, por más que muchos interesados quieran cargarle la culpa al nuevo gobernante, además de enfrentar el reacomodo de los cárteles delictivos, en poco menos de tres meses es imposible depurar las corporaciones policiacas estatales y municipales que están en manos del crimen organizado.
La población debe tener en cuenta eso, que hay una embestida de los delincuentes para obligar al Gobierno Estatal a negociar y a renovar acuerdos inconfesables. Los responsables de lo que hoy pasa son los funcionarios que se fueron, los que estuvieron doce años conviviendo con el crimen organizado. Y se destaca esto porque la percepción es importante y también porque ahora los que todavía mantienen esos compromisos con la mafia son, en su mayoría, los Gobiernos municipales. Cuidado con eso.
EL MUNDO AL REVÉS
Siguiendo con la trama de los delincuentes, pero ahora en el patio de la política, se puede afirmar que el mundo está al revés en Veracruz pues hay pillos que se quejan de ser acosados, agredidos y de tener vulnerados sus Derechos Humanos. El innombrable alega que se macula su prestigio y pide castigar la difamación –porque alega que es mentira de que en su sexenio se usaron medicamentos falsos en niños con cáncer-, y lo expone sin empacho, aun cuando es el padre de todos los fascinerosos.
Su sucesor, Javier Duarte intenta llegar a Canadá, Brasil o Irlanda para declararse como “perseguido político”, mientras que el vetusto líder del Movimiento de los 400 Pueblos, César del Ángel, se declara desde el penal de Pacho Viejo como el primer “preso político” del Gobierno Estatal.
En tanto, Arturo Bermúdez Zurita argumenta que sus derechos constitucionales se violaron, que los jueces están en su contra, que es víctima de tortura y discriminación, ¡vaya, hasta parece que describe todo lo que privó durante su reinado de terror cuando tenía en sus manos la Seguridad Pública de la Entidad, y el extesorero estatal, Tarek Abdalá, sostiene que le niegan prerrogativas constitucionales para demostrar su acrisolada inocencia.
El asunto más socarrón es que personajes como Ricardo Sandoval, exdirector administrativo de la Secretaría de Salud y Gabriel Deantes, exsecretario del Trabajo, promueven denuncias por “daño moral”, porque dicen, que se les acusa falsamente de robarse el dinero público. ¿Qué falta de ver? ¿que María Gina Domínguez se declare la inmaculada y siempre virgen María?, o ¿que Alberto Silva diga que no es un cisne sino la paloma prístina del Espíritu Santo? ¿Acaso el mundo no está al revés en Veracruz?