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MÁS ‘GUERRA’ DE LODO

Superiberia

Corre la cuarta semana de campañas electorales y se llega así a la mitad del período de proselitismo sin que las mediciones demoscópicas se hayan desplazado drásticamente. ¿Quién lleva la delantera de los tres participantes con probabilidades para acceder a la gubernatura? De acuerdo a los expertos, los escándalos y acusaciones entre los primos Héctor Yunes Landa –de la alanza PRI-PVEM-PANAL-AVE-PC- y Miguel Ángel Yunes Linares moverían, si acaso,  entre 1.5 y 3 puntos las preferencias ciudadanas,  algo insuficiente para obtener un “empate técnico”.

Es decir, el panista sigue arriba con una diferencia entre los 7 y 10 puntos, y si desciende  3 puntos, mantendría la distancia entre 4 y 7 puntos sobre el priista. Hay que recordar que todos apuestan a este desplome en la intención del voto para Yunes Linares luego de los escándalos en los que se involucró a su hijo menor, Omar Yunes Márquez quien apareció en los llamados Papeles de Panamá en un intento de sacar dinero del país hacia paraísos fiscales y en un audio difundido por la televisora estadounidense Univisión en la que habla de la compra de departamentos de lujo en Nueva York.

El priismo le apuesta a que también Yunes Linares se desplome luego de una semana que figuró en el discurso del líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador quien lo acusó de ser el proyecto del expresidente Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo, a decir de los especialistas en demoscopía, los tres escándalos no alcanzarían para asegurar que el priista Yunes Landa retome la delantera ni tampoco para lograr, como se ha dicho, la sensación de un “empate técnico” que permita ganar los comicios en la mesa –en los            tribunales-.

Yunes Landa sigue teniendo en contra la mala imagen de la administración estatal y su inasistencia al encuentro con la comunidad  que está en defensa de la Universidad Veracruzana, que le restan puntos frente a la ciudadanía. A su vez, el candidato de Morena, Cuitláhuac García Jiménez mantiene racha de crecimiento. Es el tercero en discordia y posición con la posibilidad de colarse al segundo sitio si hay un descuido de alguno de los dos punteros.

 La desventaja en el puntaje hará, obviamente, que la ‘guerra discursiva’ se agudice en las cinco semanas que restan de campaña. Vendrán verdaderas batallas campales y saldrá mucho cochambre a relucir –de ambas partes- en los días venideros. Por lo pronto ayer por la noche se realizó el primer debate convocado por el Organismo Público Local Electoral (OPLE) cuyo contenido – señalamientos más que propuestas- también influirá en las mediciones demoscópicas.

Hace tiempo que los debates entre candidatos dejaron de ser tribunas para exponer propuestas de Gobierno, las cuales pasaron a segundo término. Los debates son arenas de lucha verbal para tratar de despedazar al enemigo, evidenciarlo ante la prensa  y claro, restarle puntos de aceptación ciudadana. Aquellos nostálgicos que clamen porque haya lectura ordenada y respetuosa de las plataformas en lugar de grescas verbales, viven en un mundo rebasado. El enfrentamiento no es lo deseable pero es lo utilitario y así lo entienden partidos y candidatos: a golpear con todo al contrincante para tumbarlo del candelabro.

Ya se sabrá por las crónicas periodísticas los pormenores del encuentro al que, por supuesto, los contendientes llegan con la desconfianza hacia el convocante, el árbitro electoral, cuyos consejeros han sido señalados de parciales y de ser defensores de los intereses del partido gobernante. Tan poca autoridad moral tienen que el “Pacto de Civilidad” que se tenía previsto para firmarse anoche, simplemente no se dio porque seis de los siete candidatos lo rechazaron. Eso también confirma que los ataques y la guerra de fango dominarán las cinco semanas restantes de proselitismo.

 LEYENDAS URBANAS

La tragedia en Veracruz es tanta que hordas irrumpieron en las instalaciones siniestradas de Petróleos Mexicanos (Pemex) para buscar a sus muertos porque temen que los desaparezcan. Así sucedió  en Coatzacoalcos donde los familiares están dispuestos a arriesgar su propia vida –entrando en contacto con vapores y sustancias químicas generadas por la explosión en la planta de Pajaritos- para tratar de recuperar los cadáveres de los obreros fallecidos.

Y las leyendas urbanas se desataron: “Los están sacando en carros de volteo”, dicen algunas.  “Los ocultan para hacerlos pasar como escombro y  minimizar la tragedia”, apuntan otras. “No son 24 fallecidos sino cientos  pues en el lugar había 500 obreros laborando”, señalan otras más. La leyenda urbana no es una mentira sino una verdad distorsionada que se inicia con un hecho real. Es decir, algo que sucedió se va contando de boca en boca con los agregados respectivos hasta convertirse en algo sabido por todos.

La leyenda más socorrida en Veracruz es que la gente desaparece y que las autoridades son cómplices de esas desapariciones. Pero la leyenda urbana crece y crece, no solo la gente viva se esfuma en la nada sino también los cadáveres y en Coatzacoalcos hay un verdadero temor de que los cuerpos de los obreros fallecidos nunca aparezcan, se desintegren en el aire no por la explosión sino por el interés de los dueños del complejo y del Gobierno complaciente para no sumar más víctimas a la hecatombe.

Paralelo a lo anterior, la semana pasada concluyeron las acciones de la Brigada Nacional para la Búsqueda de Personas Desaparecidas cuya primera acción colectiva para el rastreo de los restos de sus seres queridos se realizó en la zona Centro de la entidad, especialmente en  los municipios de Amatlán de los Reyes y Córdoba donde, informan, se ubicaron unos 15 puntos considerados como sitios de fosas clandestinas.

Los activistas lograron obtener cientos de huesos en sus levantamientos sobre el terreno y ahora vendrá un trabajo de “rompecabezas” científico, es decir, intentar armar las historias de vida que hay atrás cada fragmento óseo. ¿A quién pertenece?, ¿cuándo fue desaparecido?, ¿quién lo hizo?, ¿por qué? Son tantas preguntas a responder pero al menos se tiene una pista vital: la evidencia física de que la persona ya no está con vida, que fue asesinada y entonces, ahora habrá que construir la memoria y el duelo para su familia.

Lo encontrado en la zona Centro es apenas una parte mínima de la leyenda urbana que indica que Veracruz es un enorme cementerio clandestino, que en determinados lugares funcionan centros de detención, tortura y asesinato de personas, y que ahí mismo se destruyen los  cuerpos en el afán de que nunca se conozca cuál fue su destino. Es la perversidad extrema: borrar toda evidencia física de una persona. No es suficiente con robarle la vida sino también la tratan de extinguir todo rastro en la faz de la Tierra, incluyendo el recuerdo.  Por eso las acciones de los que integran la Brigada  Nacional para la Búsqueda de Personas Desaparecidas son resistencia al olvido.

En Veracruz ni en México se necesitan leyendas urbanas sino verdades históricas basadas en investigaciones serias. Los veracruzanos no pueden quedarse con mitos etéreos sobre lo sucedido a sus seres queridos que fueron alcanzados por esa ola de violencia. No, se requieren pistas sólidas, estudios científicos y sobre todo de la voluntad política para que haya justicia y          memoria.

 “ANALFABETOCRACIA”

 Más lectura y menos rezo. Más libros y menos televisión. Más literatura y menos ‘Face’. Son las frases para la reflexión que debió tener lugar el sábado 23 de abril que fue el Día Internacional del Libro, una celebración reciente – apenas desde 1996 – pero que era necesaria desde hace siglos porque las letras no solo son un derecho universal sino una obligación para toda la humanidad por ser herramientas que ayudan a vivir mejor. Vaya, si la gente leyera más no tuviera que padecer dictaduras ni imposiciones de un reducido grupo de vividores que –peor aún- son verdaderos iletrados.

En México – y por supuesto en Veracruz- se vive una ‘Analfabetrocracia’, es decir, gobiernan los analfabetos funcionales, esos que saben leer y escribir pero ni leen ni escriben. En pocas palabras, son los gobiernos de los burros, de los jumentos, de los rebuznadores, de los onagros, de los rucios, de los pollinos y orejones. Si la gente leyera más en Veracruz nunca habría sucedido la fidelidad ni mucho menos se habrían tenido alcaldes y diputados tan ladrones y cínicos.

La culpa no es de los políticos corruptos –y burros- que entran al quite y se roban elecciones  y se apoderan de los dineros públicos, sino de los electores ignorantes y desatentos a la cultura que votan por ellos a cambio de migajas o si no lo hacen permiten que ellos arrebaten la voluntad popular y el patrimonio de todos. El escritor francés Víctor Hugo decía que los poderosos impiden que el pueblo se acerque a los libros, pues si cada persona leyera sería un revolucionario en potencia.

El libro, por lo tanto, es más peligroso que la religión enajenante –por eso la Iglesia Católica ama el oscurantismo y hace hogueras para quemar textos – y más letal que una ametralladora. El libro es portador de ideas y contra las ideas no puede ningún imperio, ningún dictador y por supuesto, ningún sátrapa de pacotilla como los que abundan en Veracruz. Leer, leer y leer, es la clave para los tiempos de tribulación. Un libro tumba a un rey  y levanta a un pueblo, dicen algunos y otros sostienen que  un hombre que no ha leído un libro, es un ser sin dignidad. Y cuántos indignos deambulan por ahí…

Tanto en el Día Internacional del Libro como también durante todo el año debe prevalecer lo anterior como regla a seguir para todos ya que  leer es  la mejor autodefensa de las personas frente a los ‘analfabetócratas’. Leyendo se aprenderá cómo eliminarlos y a vacunar a la sociedad para que nunca vuelva a repetirse en plaga, la  de los burros gobernantes.

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