La contaminación del aire se ha convertido en el mayor riesgo de salud medioambiental al que están expuestos la mayoría de los habitantes de las ciudades de Europa, donde se reporta la muerte prematura de alrededor de 400 mil personas cada año.
Además, la mala calidad del aire tiene un importante impacto económico, ya que aumenta los costes médicos, reduce la productividad laboral y produce daños a entornos naturales como bosques, lagos, suelos y semillas.