Agencia
Región.- La mandarina o “Citrus reticulata”, es una fruta pequeña y de forma esférica, cuyos colores varían desde el amarillo verdoso hasta el rojo anaranjado, contiene una pulpa dulce y jugosa que se divide en 10 o 12 gajos; y es considerada una de las frutas más preciadas por sus múltiples propiedades culinarias, cosméticas y medicinales.
Su origen se sitúa en Indochina y el sur de la China, donde las primeras referencias a su cultivo se remontan al siglo XII a C; se cree que su nombre se debe al color de los trajes que vestían los mandarines, gobernantes de la antigua China, quienes tenían el privilegio de acceder al fruto en la temporada.
Su riqueza en ácido fólico es alta, gracias a que 100 gramos aportan el 40 por ciento del que se precisa al día.
También contiene pequeñas dosis de B1, B2 y B6, potasio, calcio y magnesio, hierro, zinc, fósforo y pectina.
En México, la producción anual de mandarina en 2021 fue de más de 238 mil toneladas, en donde destacan los estados de Veracruz, Puebla y San Luis Potosí; siendo de octubre a febrero los meses con mayor disponibilidad, ya que es un fruto de temporada.
La mandarina evolucionó desde su ancestro milenario en el sudeste asiático, actualmente existen tres variedades principales: las clementinas, las frutas que conocemos y típicas de la época decembrina; híbridas, creadas de la mezcla con otros cítricos y las satsumas, frutas japonesas más delicadas y con gran cantidad de jugo, lo que la hace más sabrosa.