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MALAS RACHAS 

Superiberia

La larga experiencia de vivir desastres naturales  en México y Veracruz ha enseñado tres cosas: una, que las desgracias no vienen solas. Dos que los pobres siempre resultan ser los más afectados y tres, que la calamidad hace que la porquería flote. Vaya, en  términos coloquiales se aplica perfectamente lo que dicen los viejos del pueblo: “Cuando Dios quita, hasta los olotes se lleva”. Así está la entidad veracruzana tras el fenómeno atípico llamado ‘surada’ -vientos del sur violentos- en pleno invierno. 

 De acuerdo a los informes de las autoridades, hasta ayer se contabilizaban unos cincuenta municipios afectados por las rachas de viento y algunos de ellos, especialmente los de la zona Centro, tienen daños incalculables pues el meteoro arrasó con cosechas agrícolas y también con casas construidas con materiales endebles o que fueron aplastadas por arboles derribados por el viento,  sin contar con daños a vehículos particulares y edificios o infraestructura pública. 

 Ufanos, desde el Gobierno Estatal, difundían en las redes sociales cada municipio que era incluido en la solicitud la declaratoria  de  situación de ‘desastre natural’ ante la Secretaría de Gobernación (Segob) -como si quedar devastado fuera un logro gubernamental-  pero ahí es donde los damnificados quedarán atrapados y  sin ayuda. Las tragedias no vienen solas, se dijo líneas arriba,  y eso se comprobará a la hora de esperar el apoyo oficial  pues no hay recursos para atender la situación. 

 A nivel estatal las arcas están saqueadas y deben por todos lados, mientras que  a nivel municipal están peor pues los ayuntamientos a duras penas pueden cubrir los salarios de su personal. No hay obra pública ni programas importantes porque les han recortado las ministraciones o de plano éstas nos les llegan. Se las jinetean desde la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), y entonces sin dinero a nivel municipal y estatal, ¿quién ayudará a los agricultores que perdieron sus sembradíos o a las familias cuyas viviendas fueron destruidas? 

 La mala racha no para allí porque si bien existe un programa nacional de ayuda a los damnificados que se llama Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) al cual acceden por medio de gestiones del Gobierno Estatal ante la federación, dos cosas tendrán que pasar para que los afectados puedan recibir la ayuda monetaria o en especie. Una, tendrán que esperar un buen tiempo hasta que se terminen los trámites burocráticos, al menos uno o dos meses. 

 En segundo lugar está la barrera de la reglamentación del Fonden, la cual exige que el Gobierno Estatal aporte una cantidad paritaria al monto que entrega el Gobierno Federal, el famoso ‘Pari passu’. Por ejemplo, si la Federación define que la cantidad para apoyar a los afectados por la ‘surada’ debe ser de 50 millones de pesos, se instaura un fideicomiso bancario y allí deposita 25 millones de pesos y el Gobierno de Veracruz debe depositar otros 25 millones. Y como también dicen los viejos del pueblo, “ahí es donde la puerca va a torcer el rabo”,  porque el tesoro estatal está saqueado . Todo se lo robaron. 

 ¿Cómo le va hacer  la Secretaría de Finanzas para poner el monto paritario  y lograr que el Fonden libere la ayuda a los damnificados por los ventarrones? Sucederá como en  otras ocasiones, el dinero de la Federación quedará detenido hasta que se agote el año fiscal y se decida retirar dicha aportación en tanto que  los afectados simplemente se quedarán esperando una indemnización por sus cosechas perdidas o sus casas averiadas. 

 Además, la falta de recursos inmediatos y el desastre natural será el pretexto ideal para que el Gobierno Estatal promueva la contratación de más créditos emergentes o la bursatilización de otros ingresos fiscales y presupuestarios bajo el argumento de que la tragedia apremia. Eso traerá una doble afectación pues se elevará la deuda pública del Estado y se comprometerán ingresos a futuro que tendrían que ser usados en el desarrollo económico y social de la entidad. 

 Peor aún, suponiendo que el Gobierno veracruzano tiene –u obtiene por medio de empréstitos- los recursos paritarios para aportarlos al fideicomiso del Fonden y el dinero se libera, lo más seguro es que apenas llegue a las arcas estatales ¡¡se lo roben!!, como ha sucedido con miles de millones de pesos que el Gobierno Federal ha enviado a la entidad para ser ocupados en los rubros de educación, salud, seguridad pública, infraestructura urbana y apoyo al sector agropecuario. 

 No hay que olvidar que la Auditoria Superior de la Federación (ASF) exige a Veracruz la devolución de 35 mil millones de pesos que se enviaron a la entidad desde el 2011 y fueron desviados de su destino  original. Así, se cumple lo dicho: el desastre saca a flote la porquería y los miles de damnificados por la ‘surada’ simplemente están en el limbo, sin esperanzas de que llegue la ayuda ni municipal ni estatal ni federal. Sin duda que Veracruz es azotado por malas rachas no solo de  origen meteorológico sino también humano y político.  O mejor dicho, los vientos no son el problema más grande sino las ratas de dos patas. 

 

EDUCACIÓN,

EL ANTÍDOTO 

Algunos dicen que fueron 50 mil personas y otros que la cifra rebasó las 60 mil almas que ayer salieron a marchar en las principales ciudades de la entidad para  defender a la Universidad Veracruzana (UV) a convocatoria de la propia casa de estudios, la cual está acorralada en materia financiera pues el Gobierno Estatal se niega a entregar más de 2 mil millones de pesos que le ha retenido ilegalmente.  “Que nos paguen lo que nos deben” dijo la rectora Sara Ladrón de Guevara quien fue la oradora principal en Plaza Regina, frente a Palacio de Gobierno en Xalapa, donde se dio la concentración más grande. 

 Fue un discurso integral, hay que decirlo, porque no sólo se refirió a la deuda financiera sino también a la deuda en seguridad pública, en oportunidades, en desarrollo social, en bienestar público, en combate a la pobreza y en el compromiso para el futuro de las nuevas generaciones.  Sin embargo, de los jóvenes estudiantes que marcharon salió la consigna más sabia: ¡Educación sí, corrupción no!  Y eso  resume toda la lucha y la exigencia de la comunidad universitaria: lo que se requiere es educación, sostener la formación académica y con ella abrir una brecha de oportunidad a los millones de jóvenes para superar su rezago económico, para que haya movilidad social  y para que sean mejores seres humanos. 

 La educación en los números, en las letras, en las artes y en los oficios es el antídoto contra la desocupación, la delincuencia y la intolerancia. La contraparte es la corrupción y de ella, los funcionarios estatales y municipales han dado cátedra en los últimos años. La corrupción pudre todo, incluyendo el futuro de niños y jóvenes. Eso ya se está viendo en Veracruz donde se robaron hasta el dinero para las becas, los presupuestos para la construcción y mantenimiento de escuelas, los fondos para libros, computadoras, laboratorios, espacios deportivos y demás.  

 No hay que olvidar que en marzo del 2014, la fundación ‘Mexicanos Primero’ denunció públicamente el desfalco de 6 mil millones de pesos en el presupuesto educativo para Veracruz ¿Cuántos cientos o miles de millones de pesos más se agregaron al saqueo en los dos años siguientes ? Ahora esos mismo que desaparecieron el dinero en el rubro educativo pretenden dar otro golpe al derecho a la educación superior con la intentona para asfixiar económicamente a la Universidad Veracruzana. Anualmente  ingresan a la UV un promedio de 15 mil estudiantes y si continua la contingencia financiera, la casa de estudios forzosamente tendrá que reducir su matricula o comenzar a cobrar el costo a los alumnos.  

 Lo anterior dejará fuera del sistema educativo a cientos o miles de jóvenes y eso es un atentado contra el derecho a la educación  pero también un riesgo de que esos muchachos sean conducidos a las garras de la delincuencia como opción de vida. Por eso, lo que se gritó ayer en las marchas por la defensa de la UV no es algo banal ni menor sino es el futuro de Veracruz el que está en riesgo. Por cierto, desde el Gobierno Estatal había  la intención de que un grupo de choque, los priistas de Antorcha Campesina que ocuparon la plaza Regina, agredieran a los universitarios durante la movilización de ayer en Xalapa. 

 Empero, desde Los Pinos vino la advertencia  los funcionarios estatales para evitar el choque ya que no quieren otro escándalo de dimensiones internacionales y así se obligó a que los antorchistas desocuparán el Zócalo xalapeño. Vaya, si fuera por los ocupantes de Palacio de Gobierno, no sólo los antorchistas estuvieran listos para golpear a los universitarios sino también los del Movimiento de los  400 pueblos, los del Partido Cardenistas y hasta los agentes policiacos de la llamada  Fuerza Civil. 

 ¿Y los candidatos en este contexto? Si bien no se esperaba  que se unieran a la marcha pues sería tomado como un intento de usar el escenario para su promoción personal, sí urge que hagan un pronunciamiento serio y puntual sobre el tema. Al final de cuentas, la solución del conflicto es política y entonces, los políticos deben intervenir. Dos de los aspirantes a la gubernatura,  Cuitláhuac García  del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y Miguel Ángel Yunes Linares de la alianza PAN-PRD han hablado sin cortapisas sobre el tema y aceptaron participar en el foro “En defensa de la UV” convocado por académicos universitarios. 

En tanto, el candidato de la coalición PRI-PVEM-PANAL-AVE-PC,  Héctor Yunes hace como que “la Virgen le habla” diciendo que nadie lo ha convocando e intentando darle la vuelta al asunto expresando, timoratamente, que espera que se “le pague” a la UV. Que los universitarios y que la ciudadanía en general saque sus conclusiones.

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Marcha la UV

Nulo apoyo a damnificados