
AGENCIA
CDMX.- Colectivos de familiares de personas desaparecidas instalaron este sábado el “Jardín de la Memoria” frente a la Glorieta de las y los Desaparecidos, en Paseo de la Reforma, como un acto simbólico para exigir justicia, verdad y visibilizar a quienes siguen sin ser localizados.
Durante la jornada, madres buscadoras provenientes del Estado de México, Ciudad de México, Guerrero, Jalisco, Morelos y Michoacán sembraron flores, suculentas y cactus bajo las fichas de identidad de sus seres queridos. “Sembramos la memoria de nuestros desaparecidos que están en el presente y están más vivos que nunca. Los buscamos porque los amamos”, expresaron.
En entrevista, integrantes de distintos colectivos reclamaron la inacción del gobierno mexicano frente a la creciente crisis de desapariciones forzadas, y urgieron a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a tener una postura más firme ante esta situación.
Yoltzi Martínez, del Colectivo Raúl Trujillo Herrera, señaló que la justicia mexicana les ha sido negada, por lo que recurren a instancias internacionales. “La ONU debería ser más dura en las resoluciones y recomendaciones hacia el gobierno mexicano. Nosotras no tenemos voz aquí, pero allá sí”.
Las madres reconocieron como positivo que la ONU haya iniciado un proceso para solicitar información al Estado mexicano sobre este tema, aunque lamentaron que sea una instancia extranjera la que busque soluciones ante la falta de respuesta institucional en el país.
“Queremos hacerle ver al gobierno que a los desaparecidos no los podemos ocultar. Mantener la memoria es traerlos al presente, al ahora”, subrayó Martínez.
Además de plantar flores, los participantes compartieron alimentos y mensajes de aliento. Sin embargo, también denunciaron los crecientes riesgos que enfrentan en su labor. “Muchas madres se han tenido que desplazar de sus ciudades por amenazas. Ahora las buscadoras también somos buscadas”, advirtió Carlos Ramírez, del colectivo Hasta Encontrarles.
La actividad fue un acto de amor, resistencia y denuncia frente a un contexto que, afirman, se ha vuelto cada vez más hostil y peligroso para quienes luchan por encontrar a los suyos.
