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Machismo crónico en el Poder Judicial

Superiberia

La equidad de género no ha llegado al Poder Judicial de la Federación. Se mantiene como “coto de machos”. Está aislado de la tendencia generalizada de abrir más espacios a las mujeres que ya se da, a medias, en los poderes Ejecutivo y Legislativo.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es la cabeza del Poder Judicial. Está conformada por 11 ministros. Sólo hay dos mujeres: Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos.

El machismo crónico que padece ha impedido que una mujer presida el máximo tribunal. Y más: en toda su historia sólo diez mujeres han sido integradas a la Suprema Corte.

El Consejo de la Judicatura está peor que la SCJN. Ni una sola mujer. Entre los siete magistrados del Tribunal Electoral sólo está María del Carmen Alanís.

Ya no se diga de los jueces federales: 299 hombres y sólo 96 damas. La proporción entre los magistrados de Circuito está peor: 610-130.

Apoya la tesis del machismo en el PJF: de los 40 mil 517 servidores públicos que allí trabajan, más de la mitad son mujeres. Pero sólo 5% son juez, magistradas o ministras.

Ya se viene el relevo del ministro Juan Nepomuceno Silva Meza. El 31 de diciembre de 2014 termina su gestión como presidente de la SCJN y del Consejo de la Judicatura Federal.

¿No será tiempo de terminar con ese Club de Toby en el que está convertida la presidencia de la SCJN?

Es pregunta, no se alboroten.

Luis Felipe Bravo Mena, exlíder nacional del PAN, siempre se ha caracterizado por su franqueza. No se anda con miramientos a la hora de criticar errores que, a su juicio, ha cometido Acción Nacional.

Alguna vez calificó a su partido de ser un “PRI mal hecho” por haber copiado, cuando estaba en el poder, mañas que eran propias de la maquinaria tricolor.

En otra ocasión dijo que al interior del azul se enfrentaban un “conjunto de tribus salvajes”. Al puro estilo del PRD.

Bravo Mena se mostró satisfecho con el desenlace de la primera elección directa de la dirigencia nacional del partido. El balance es bueno y el desenlace mejor. No hubo fractura, ni se cimbró la institución.

Reconoció, sin embargo, que el proceso le dejó una “inquietud”: la ventaja descomunal que sacó Madero en los estados gobernados por Acción Nacional.

Comentamos con Luis Felipe que la lectura es que hubo mano negra de los mandatarios estatales, concretamente en Baja California, Puebla y Sonora. Allí se registraron resultados estilo soviético: 80% a favor del candidato del aparato.

El exlíder panista reviró:

“Yo le quitaría el tema de que es mano negra. Pero sí hay que tomar nota de un hecho que a los demócratas nos debe inquietar es: que haya resultados de 80-20; de 70-30.

“Eso puede ser democrático, pero que coincida en estados donde hay un fenómeno de poder, puede significar algo a lo que, por lo menos, le debemos poner luz de precaución.

“No se debe repetir un fenómeno que nos llevó a promover la última Reforma Electoral: el empoderamiento caciquil de los gobernadores que estaban distorsionando ya totalmente la democracia en México.

“Es hora de ponerle luz a partir de estos datos objetivos, estos hechos que han ocurrido en la elección interna del PAN, para que no se vuelva a repetir.”

Bravo Mena hizo énfasis en la necesidad de que Gustavo Madero honre su compromiso de ser “incluyente”. Pero del discurso al hecho hay un trecho.

Ayer se supo que de los 40 lugares que hay en la recién creada Comisión Nacional Permanente, y que tendrá injerencia en el nombramiento de candidatos, sólo le ofreció tres lugares a Cordero. Nada que ver con 42% de los votos que sacó el candidato del grupo de Calderón.

Moraleja de la semana (cortesía de Winston Churchill): el político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que él predijo.

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