- En estos momentos debemos recuperar el sentido de humanidad y dignidad de las personas y fortalecer a las organizaciones sociales que pueden brindar apoyo a quienes lo requieren
Armando Salinas Torre
Columnista
Ni el Aeropuerto de Santa Lucía ni el Tren Maya o la reforma al Banco de México, lo que la sociedad necesita son tanques de oxígeno, medicinas y oportunidades laborales.
Las autoridades no están a la altura del reto. Cuando el mundo occidental estaba preocupado por lo que ya comenzaba a vislumbrarse como una pandemia, el año pasado, nuestras autoridades estaban más ocupadas en disfrazar y engañar a la sociedad para decir que se había cumplido la promesa de campaña de vender o rifar el avión presidencial.
Desde el inicio de la pandemia se desaprovecharon los recursos humanos y materiales del Estado mexicano en temas que hoy son prácticamente inútiles para la principal preocupación de los habitantes de nuestro país. Y lo peor de todo es que se continúa con esa estrategia.
Más relevante que ganar las próximas elecciones será recuperar la salud y confianza de la sociedad en sus instituciones mediante acciones que atiendan las principales preocupaciones nacionales.
Es la hora del cambio. Es impostergable que todas las autoridades del Estado mexicano entiendan que debieran cambiar su actitud y cambiar el gobierno. El cambio que obstaculiza la distribución de medicamentos a un Estado que, efectivamente, garantice que se proporcione oxígeno médico, no oxígeno industrial. Que el Estado garantice que se proporcione vacunas y medicamentos de calidad, no cualquier vacuna o medicamento. Que el Estado garantice que los cubrebocas, el gel antibacterial, entre otros productos que se venden, cumplan con los estándares que requiere la población para protegerse ante la pandemia.
Una vez más, el Estado reacciona en forma tardía y engañosa ante la pandemia al decir que los gobiernos de los Estados y los particulares podrán comprar, distribuir y aplicar vacunas contra covid-19, tarde por el avance que han tenido los contagios y engañosa porque sabe que los acuerdos con las farmacéuticas debieron realizarse desde antes. Ni siquiera el gobierno federal ha podido concretar un contrato suficiente al respecto. Por otro lado, el Estado debe hacerse responsable de que esas vacunas cumplan con los más altos estándares de calidad.
Cabe destacar que la autorización para que los particulares puedan adquirir vacunas contra covid es una evidencia más de la larga cadena de ineficacias e insuficiencia del Estado para responder a las necesidades de la sociedad.
El gobierno carece de la infraestructura hospitalaria para atender a los enfermos, al grado de haber tenido que convenir con los hospitales privados al respecto. El gobierno carecía de los recursos para comprar las vacunas que necesitan 126 millones de habitantes de nuestro país, o al menos el 75% de la población para generar un efecto de inmunización de la población. El Estado carece de los recursos para distribuirla y aplicarla en todo el país.
Hace décadas que hemos dejado atrás esa visión del Estado totalizador, que construye aeropuertos, refinerías, trenes, distribuye medicamentos, entre muchas otras funciones en las que ha evidenciado su fracaso.
La sociedad debe reasumir el reto de organizarse para superar esas deficiencias del Estado. Sin caer en el extremo contrario de olvidar la función del Estado regulador, supervisor y garante del interés público, ni que el mercado también ha sido ineficaz para resolver por sí solo las necesidades de la población.
La sociedad necesita recuperar la confianza en sí misma. Reorganizar a los ciudadanos para ejercer sus derechos. El derecho a la salud, a exigir la responsabilidad patrimonial del Estado. Además de que sea tomada en consideración en los asuntos públicos, como la adquisición, distribución y aplicación de medicamentos al alcance de todos.
En estos momentos debemos recuperar el sentido de humanidad y dignidad de las personas. Fortalecer a las organizaciones sociales que pueden brindar apoyo a quienes lo requieren, así como proporcionar orientación e información que cumpla con los más altos estándares profesionales para la prevención de los contagios, la atención de personas con estrés y ansiedad ante el resguardo en las casas; la orientación de adquisición de medicamentos y equipo médico de calidad, entre muchas necesidades apremiantes de la sociedad. Antes que ganar las elecciones, necesitamos ganar la confianza de las personas en sí mismas, en sus familiares y en su país.