Por Andrés Timoteo / columnista
LOS POZOS DE LA MUERTE
Las noticias sobre personas desaparecidas y el hallazgo de fosas clandestinas que sirvieron para ocultarlas han ubicado, de un tiempo a la fecha, en el visor mediático a varias regiones de Veracruz: el Puerto de Veracruz, Alvarado, Coatzacoalcos, Río Blanco, Úrsulo Galván, Emiliano Zapata, Agua Dulce, Misantla, Tres Valles, Atzacan, Ixtaczoquitlán y Álamo.
A ese listado se agregó esta semana el municipio de Ixhuatlán del Café, también en la zona Centro, pues ha trascendido que en una comunidad rural se localizaron dos fosas clandestinas. Son pozos artesianos usados como tumbas ilegales, de acuerdo con lo difundido por el Colectivo Solecito, una de las organizaciones que buscan personas desaparecidas.
Estos se ubican en un predio que hace años fue parte de un beneficio de café y requieren ser dragados, pues se encuentran anegados, además de los escombros que les arrojaron para ocultar los cuerpos que allí se habrían arrojado. Vaya cosa, este hallazgo que fue posible gracias a una información anónima que recibieron los activistas hace rememorar los famosos “pozos de la muerte” del gatillero Toribio Gargallo.
El infausto personaje sembró el terror en la región central y plagó de cadáveres varios pozos artesianos de Omealca y Tezonapa. ¿Cuántos cuerpos arrojó en ellos? La cifra es parte de la leyenda negra, algunos dicen que veinte, otros que 200 y hay quienes se aventuran a decir que más de mil. El famoso “Toro Gargallo” fue pionero en usar fosas clandestinas masivas para desaparecer a sus víctimas.
Una de ellas, por cierto, fue el periodista cordobés Martín Heredia, cuya desaparición hace casi treinta años fue atribuida a Gargallo. Se dice que el reportero sigue en calidad de desaparecido, aunque otros aseguran que sus restos fueron localizados precisamente en uno de los “pozos de la muerte” después de la muerte de Toribio Gargallo a manos de policías estatales en 1991.
Pues bien, regresando al tema de los pozos de Ixhuatlán del Café, hay que señalar que una de las regiones “abandonadas” de la exposición mediática, a pesar de haber sido castigada por la la de violencia criminal y de desapariciones forzadas de personas, es el corredor Coscomatepec-Huatusco que incluye a una veintena de municipios.
En esos lugares no sólo se han registrado ejecuciones con el sello de la mafia y un reguero de cadáveres en carreteras, parajes o ríos, sino que también se cuentan por decenas las personas desaparecidas, principalmente jóvenes, en los últimos siete años. El número es una incógnita, pero tan sólo en Huatusco se reportaban 40 de ellos en diciembre del 2018.
Algunos reportes de prensa indican que 13 de ellos corresponden a 2013, que fue un año de terror para la ciudad porque llegó a ser sitiada por las bandas del crimen organizado que actuaban en complicidad con la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), comandada por Arturo Bermúdez Zurita. Muchas víctimas desaparecieron luego de ser intervenidas en retenes policiacos y se presume que estas fueron entregadas a los grupos de la delincuencia organizada.
Obviamente el recuento es muy escaso, pero en algunos medios informativos -concretamente en el blog informativo “Ágora Huatusco”- apareció un listado hasta el año 2016: Marcelo García Fernández, 25 años; César Peña Laureano, 22 años; Cecilio Veneroso Cozar, 27 años; Osiris Espejo Pacheco, Gaspar Vela Sobal, 26 años; Andrés Abraham Fernández Tlazalo, 29 años; Octavio Luna Castro, 40 años; Roberto Carlos Casso, Jaime Arroyo Quezada, 32 años.
También Fernando Rodríguez Vela, 31 años; Guillermo Veneroso Murillo, 35 años; Pedro Reyes Tentle, Susano Jiménez Cruz, María Nayeli Reyes y dos personas más que se identifican con los sobrenombres de “El Porritas” y “El Chivo” Castelán. La mayoría sigue sin aparecer. Esos y otros nombres de los ausentes hay que citarlos porque nadie debe olvidarlos, porque se les tiene que buscar.
En todo el corredor, según estimaciones de los activistas, la cifra podría ser el doble por el subregistro existente. Es decir, habría al menos 80 personas desaparecidas en esa veintena de municipios y obviamente también existirían decenas de fosas clandestinas donde fueron sepultados. La primera de ellas ya se ubicó en Ixhuatlán del Café, las otras siguen ignotas.
LUMBRE DE ALCANCE
Ha causado revuelo nacional la posible vinculación a un proceso judicial de Rosario Robles Berlanga, ex secretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano durante el gobierno de Enrique Peña Nieto por la famosa “estafa maestra” que fue una maraña de transacciones para desviar 7 mil 760 millones de pesos por medio de empresas ‘fantasma’.
A pesar de que inicialmente el gobierno de Andrés Manuel López Obrador había descartado proceder judicialmente contra la ex funcionaria peñista -quien antes fue jefa de Gobierno del entonces Distrito Federal y antecesora del tabasqueño en ese cargo y también dirigente nacional del PRD- ahora la Fiscalía General de la República (FGR) ha solicitado una audiencia judicial para imputarla.
Robles tiene cita judicial el 8 de agosto. Tanta belleza no puede ser posible, dicen los escépticos que dudan que la “Cuarta Transformación” vaya a castigar a uno de los personajes más corruptos del peñismo. Sin embargo, aún si ella obtuviera la protección presidencial, el caso de la “estafa maestra” deberá investigarse con todos sus implicados. Y aquí salta el interés estatal, pues uno cercanos a Rosario Robles y que está embarrado en ese latrocinio es actualmente funcionario del Gobierno de Veracruz.
Se trata de Miguel Ángel Vega García, quien a principios de año fue nombrado director general de ¡¡Transparencia, Anticorrupción y Función Pública!!, en la Contraloría General del Estado que preside la defeña, Leslie Garibo Puga. El ex funcionario Vega García fungió como titular del Órgano de Control Interno tanto de la Sedesol como de Sedatu.
Desde ese cargo, Vega maniobró para exonerar a los involucrados en la “estafa maestra” comenzando por su jefa, Robles Berlanga. Por ende, tiene una responsabilidad en el asunto y deberá ser llamado a cuentas por la justicia federal. ¿Quién recomendó a Vega García para ocupar un cargo en el gobierno cuitlahuista?, ¿por qué aceptarlo a sabiendas del entuerto judicial en el que estaba metido?, ¿qué compromisos hay con él?
No se sabe, pero hay certeza de dos cosas. Una, al parecer que a nivel local le apostaron a que López Obrador mantendría el manto de impunidad para Rosario Robles y sus excolaboradores, se equivocaron y ahora están en un brete. Y dos, por supuesto que la consecuencia de lo anterior es que la lumbre de la “estafa maestra” podría alcanzar al gobierno de Cuitláhuac García por aceptar impresentables.