in

Los nuevos delitos

Superiberia

Lo decía Javier Sicilia, ¿cómo es que los delincuentes pueden seguir operando aún estando presos?

El miércoles entrevistaba a Jorge Messeguer, secretario de Gobierno de Morelos, en relación al curioso caso del kínder La Abejita. Y es que tan extraño resulta entender cómo es que un grupo de delincuentes lograron ejecutar, aunque por fortuna no con éxito, una “extorsión” que no un secuestro, porque me lo aclaró el funcionario, aunque el suceso tenga los tintes suficientes para llamarlo así: los menores fueron trasladados a un hotel y de ahí fueron rescatados.

El móvil de este hecho es tan cuestionable y parece que legalmente muy ambiguo, pues aunque hubo detenciones, no hay consignados. Se supo ayer que las llamadas telefónicas por las que se realizó el intento de ¿extorsión?, ¿secuestro “virtual”?, salieron de un número de celular con lada del Distrito Federal, pero que se encontró rastreado al interior del penal de Altamira, en Tamaulipas.

Con los sucesos acontecidos así, como nos los narran las autoridades, se abre de nuevo la cloaca de corrupción al interior del sistema penitenciario. Lo decía Javier Sicilia recientemente, ¿cómo es que los delincuentes pueden seguir operando aún estando presos? No lo hacen solos, eso lo logran con ayuda de autoridades que se los permiten, a cambio de algo, que seguro se escribe con un signo de pesos.

No es la primera vez que nos enteramos de casos así, incluso en redes sociales circulan números de teléfono, también rastreados al interior de un penal, con la finalidad de que la ciudadanía los identifique y sepa que si hay llamadas de tal número, sepa que se trata de una extorsión, de un engaño… o sí, también puede que sea un secuestro.

Si bien las autoridades de Morelos están sobre este asunto, a raíz de lo ocurrido en el kínder que, supimos, no está establecido con todas las de la ley, lo cierto es que a nivel nacional no se cuenta con leyes ni procedimientos que castiguen estas nuevas modalidades para delinquir.

Hace un par de semanas, cuando hablábamos del atado de manos con el que se topa la Policía Cibernética al enfrentar redes de pederastia, que le impiden ejercer acción penal contra éstas y sus involucrados, porque las leyes no están aún resueltas para ello. Entonces, deben dejar ir, soltar o ni siquiera hacer algo, porque no hay sustento legal para castigar.

Por lo que vemos, lo mismo sucede con estas nuevas modalidades de ¿secuestro? ¿extorsión?; comenzando porque, a pesar de que los menores fueron sustraídos de la institución por el maestro que recibió la llamada, y estuvieron algunas horas al interior de un hotel, hasta su rescate, como me lo dijo el secretario de Gobierno, no se considera secuestro, sino extorsión.

A ver cuándo se ponen las pilas los congresos estatales y el federal, para detallar las leyes, adecuarlas a estas nuevas modalidades para delinquir, para que haya procedimientos claros desde la detención hasta la sentencia. Las leyes no pueden quedarse rebasadas por las nuevas mañas de los delincuentes.

 

 

CANAL OFICIAL

Si la historia se contara desde las mujeres

Sujeto armado amenaza a matrimonio