Los minutos pasaban y la angustia no cesaba

Coscomatepec.- Las horas transcurrían desde el desgajamiento que sepultó a dos hombres en Tetelcingo cerca del medio día, el rescate era lento debido a que vecinos del lugar impedían que cuerpos de auxilio realizaran su trabajo. 

 

Toneladas de tierra parecían interminables para los pobladores que con palas iniciaban a quitar la tierra que les había caído encima a estos dos hombres, uno de ellos por cierto ni siquiera era trabajador, sino que simplemente se había acercado a ayudar. 

 

Marcos Ramírez Barojas, de 20 años, había acudido a apoyar a los otros cinco trabajadores de este arenal privado. Hombres que trabajaban sin cascos y ni el más mínimo equipo de seguridad, todo para llevarse un poco de dinero a casa.

 

El arenal se encuentra junto a un cerro con más de 20 metros de altura, por lo que la cantidad de arena que cayó sobre ellos era inmensa. A escasos metros de este cerro se encuentran algunas casas de madera, y de ocurrir un alud más grande, probablemente la tragedia hubiera cobrado más vidas.

 

Protección Civil municipal y Estatal y demás cuerpos de auxilio llegaron al lugar de la tragedia pero poco pudieron hacer ya que los habitantes impidieron su colaboración y eran ellos quienes quitaban la tierra.

 

Por otra parte estaba la tristeza y el desconcierto de las familias que acababan de perder a un ser querido, de repente ese cerro les había arrebatado a sus muchachos. Tal era la angustia y desesperación que algunos entraron en un shock de pánico y tuvieron que ser atendidos.

 

Después de casi cinco horas de remover el escombro con palas y una retroexcavadora, los habitantes lograron sacar los dos cuerpos sepultados en el arenal denominado La Chichi, a media hora de Coscomatepec de Bravo.

 

La tensión crecía, el obstruir los trabajos de rescate no era lo único que familiares y vecinos impedían, ellos temían que las autoridades trasladaran los cuerpos para la necropsia de rigor, porque dijeron que no les parecía que abrieran a sus difuntos. 

 

Hasta el momento se desconoce si el propietario del arenal en que murieron estos jóvenes cubrirá los gastos funerarios o dará una indemnización a sus familias.