Los mercados continuaron con su tono positivo. El S&P 500 alcanzó un nuevo máximo histórico, en 1,959.48 puntos, 0.13% arriba del cierre previo. A más de uno puede parecerle poco, pero el avance de los mercados, desde mi punto de vista, nunca es menor, más allá de su tamaño. Al final lo que importa es la sucesión de los hechos, lo que define a la tendencia, lo que rápidamente, al ver una gráfica, uno sabe qué está pasando en lo general.
El IPC, por su parte, tuvo una buena jornada también, continuando con la sucesión de zonas de consolidación que hemos visto en los pasados meses, como mecánica necesaria para sostener un alza que desde mediados de marzo ya llega a 14 por ciento.
El movimiento de ayer en el mercado mexicano fue de un alza de 0.36% que, pienso, está relacionada con el entusiasmo del mercado estadunidense dados los temas surgidos de la información que la Fed puso en la mesa el miércoles pasado y que ayer tuve oportunidad de comentar en este espacio, lo que, de una u otra forma, siempre tiene repercusión en nuestra economía, para bien o para mal. Ahora, parece que estamos en el primer caso.
Como siempre, salir de una zona que ha sido respetada largamente ofrece dificultades. Es el caso de la franja que está entre los niveles de 42,700 y 43,000, puntos que empezó a hacer presencia como zona de oferta desde abril de 2013 y que detuvo alzas en agosto y diciembre de ese año y ahora, que es en donde el IPC ha estado trabajando en las pasadas dos semanas.
Por eso es que no me atrevo a decir que “resolvió” la zona de consolidación actual, ya que los movimientos alcistas de toda esta semana se han presentado por debajo de los 43,000 puntos, contra los que, sin duda, tendrá que luchar. Preferiría que los rebasara con claridad, para decir que, superada esta región, el IPC va en busca de los 44,000 puntos.
Vale decir que los índices mencionados —el S&P 500 y el IPC mexicano— tienen a su favor que los indicadores complementarios en general se encuentran en posiciones “cómodas”, por definirles de alguna manera, pues sería complicado y seguramente tedioso para usted, amigo lector, hablar de cada una y sus características. En contra, si así se puede decidir, las zonas de resistencia con las que se enfrentan, como es el caso de la que mencioné en el los párrafos anteriores.
En el caso del mercado mexicano, también debo decir que al ver a las acciones —a las que sigo, que no son pocas— de manera individual, me encuentro con que varias de ellas apoyan la probabilidad de ver un alza en el IPC, si bien hay de todo. De tal modo que me he dado a la tarea de decidir, lo más fríamente posible, en la idea de fortalecer mis resultados, en cuáles acciones debo quedarme y en cuáles no, aunque tenga que deshacerme de posiciones que no han llegado a los precios que me gustaría que alcanzaran e, incluso, en algunas, tomar pérdidas, para poder desplazarme y concentrarme en aquellas que, pienso, tienen mejor probabilidad de ofrecer el rendimiento que espero como meta anual.
Quizá alguien puede decir que me estoy “acelerando”, pues apenas va a concluir el primer semestre y que aún queda mucho por andar y puede que tenga razón. Pero cada quien mata pulgas a su manera y prefiero tener “parque” para enfrentar el segundo semestre intentando armar una estrategia con los mejores activos disponibles, según yo.
Desde luego que puede ocurrir que aquellas acciones que decida dejar puedan ser las que mejor rindan en la segunda parte del año, si así es, pues ni modo. No acostumbro flagelarme con el pasado. Más bien no acostumbro flagelarme. Pero creo que ya esperé demasiado en algunos casos y en otros lo que se puede ver es que no lograrán llegar a donde yo esperaba. Ni modo, así esto del mercado y de muchas otras cosas.
Además, no acostumbro coleccionar acciones. No son estampitas de jugadores del Mundial ni obras de arte. Son mercancías financieras que obedecen a la oferta y a la demanda en el movimiento de sus precios, por una gran cantidad de razones. Además, debo ser fiel a la idea de no comprar acciones “buenas”, sino de las que suben. Suerte.