Un grupo de científicos se llevó una gran sorpresa al descubrir cocodrilos de color naranja, únicos en el mundo, que viven en medio de excrementos de murciélagos en cuevas de Gabón en África.
El geoarqueólogo Richard Oslisly y su grupo de investigadores se llevaron esta sorpresa cuando intentaban encontrar restos de presencia humana en las cuevas de Abanda, en el sur de Gabón.
El “cocodrilo naranja cavernícola”, que puede medir hasta 1.70 metros, es único en el mundo y sólo ha sido visto en las cuevas del país africano, según Oslisly.
Pero tras unos estudios más minuciosos, los científicos presentaron otras hipótesis: una “despigmentación” causada por la falta de luz en esas cuevas o la nocividad del “guano”, una sustancia compuesta por excrementos de murciélagos en la que esos animales se mueven durante toda su vida subterránea.
El investigador estadounidense Matthew Shirley incrementó sus expediciones desde 2010 para conocer mejor a esos cocodrilos, “creemos que decenas de cocodrilos se instalaron en las cuevas de Abanda hace unos 3 mil años”, aseguró.
Los cocodrilos naranjas quedaron probablemente atrapados en la cueva “tras entrar por pasillos cuando eran pequeños” y no poder salir de allí al crecer, según Oslisly.
En la oscuridad total, esos animales sobreviven con un régimen alimentario particular. En las cuevas no hay peces ni crustáceos, y se alimentan con murciélagos, saltamontes y grillos, según los investigadores, esos ejemplares, tanto los naranjas como los del color normal, pertenecen al grupo de cocodrilos enanos “Osteolaemus tetraspis” y están “en mutación”.
El ADN de esos especímenes no es suficientemente distinto del de su primo enano de la superficie para convertirlo en una nueva especie, dice Shirley, pero esos animales desarrollaron su propia “firma genética”.
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