AGENCIA
Nacional.- En medio de una feroz lucha por el control del Cártel de Sinaloa, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, conocidos como “Los Chapitos”, han adoptado una brutal estrategia para asegurar aliados y consolidar su poder. Tras las detenciones de Ovidio y Joaquín Guzmán López, “Los Chapitos” han quedado al mando de su facción y han desatado una ola de violencia en Sinaloa, dirigida a forzar lealtades y fortalecer su dominio.
Según la periodista Anabel Hernández, los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán han implementado una “estrategia de terror” que incluye ataques a las residencias de aliados de Ismael Zambada Sicairos, alias “El Mayito Flaco”, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada. Esta campaña violenta no se limita a asesinatos selectivos, sino que busca infundir miedo entre aquellos que podrían dudar de su lealtad hacia “Los Chapitos”.
Aunque la violencia ha aumentado, “Los Chapitos” han sido estratégicos en mantener las apariencias. A petición del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, los cuerpos de sus víctimas no quedan expuestos públicamente. En lugar de ello, las ejecuciones se realizan de manera sigilosa, permitiendo a “Los Chapitos” continuar su guerra sin desencadenar una crisis de seguridad visible.
“En Sinaloa ha comenzado una serie de operativos silenciosos en los que Los Chapitos han mandado a reventar casas de personas aliadas al Mayo Zambada”, explica Hernández en su podcast Narcosistema. Frente a esta presión, “El Mayito Flaco” ha decidido trasladarse a Baja California en busca de nuevos aliados que le ayuden a mantener el control del imperio que su padre manejó durante décadas.
La violencia física no es la única herramienta de “Los Chapitos”. También han lanzado una campaña de intimidación dirigida a otros miembros del cártel, amenazando con la muerte a aquellos que decidan apoyar a “El Mayito Flaco” en lugar de unirse a su causa. Esta presión ha obligado a algunos antiguos aliados de El Mayo a reconsiderar sus posiciones e, incluso, traicionar su anterior lealtad.
Una de las familias clave en este conflicto es la de los Hermanos Cabrera Sarabia, quienes controlan importantes territorios en Durango y otras regiones de México. Aunque históricamente han sido aliados de “El Mayo” Zambada, han manifestado su intención de unirse a Iván Archivaldo, lo que representa un duro golpe para “El Mayito Flaco”.
No obstante, dentro del Cártel de Sinaloa no todos apoyan las acciones de “Los Chapitos”. Según Hernández, existen reglas no escritas en los clanes criminales que no deben romperse, y una de ellas es no traicionar a Ismael Zambada. Esta supuesta traición ha generado que algunos vean a “Los Chapitos” como “los apestados”, a pesar de su poderío y las presiones que ejercen sobre las familias del cártel.
El caso de Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”, es un claro ejemplo de hasta dónde están dispuestos a llegar “Los Chapitos”. En 2016, desataron una brutal guerra contra la familia de Dámaso, una de las más cercanas a su padre, “El Chapo” Guzmán. No solo asesinaron a miembros de la familia de Dámaso, sino que destruyeron sus propiedades y vandalizaron la capilla familiar donde descansaban los restos de uno de sus hermanos.
El poder de “Los Chapitos” es innegable. Cuentan con un gran número de sicarios y una estructura armada capaz de enfrentarse al Ejército mexicano, como lo demostraron en el Culiacanazo de 2019. Sin embargo, su brutalidad ha generado dudas sobre cuánto tiempo podrán mantener su dominio sin enfrentar una resistencia significativa.
A medida que la guerra entre “Los Chapitos” y “El Mayito Flaco” se intensifica, el futuro del “Cártel de Sinaloa” se vuelve cada vez más incierto. Con alianzas inestables y una estrategia basada en el miedo, la pregunta no es si habrá más violencia, sino cuánto tiempo tardará en estallar de manera más visible y devastadora.