
Durante más de tres décadas, los autobuses Sultana dominaron las carreteras de México y de buena parte de Latinoamérica, convirtiéndose en un símbolo de resistencia, lujo y eficiencia en el transporte de pasajeros. Sin embargo, todo este reinado llegó a su fin debido a una decisión gubernamental que cambió el rumbo de la industria del transporte en el país.
El Nacimiento de los Autobuses Sultana
A principios del siglo XX, el auge de la movilidad en México presentó una oportunidad para Trailers de Monterrey, la empresa detrás de los famosos autobuses Sultana. Con un mercado creciente de viajeros mexicanos interesados en explorar diferentes partes del país, la compañía encontró su nicho al ofrecer autobuses fabricados en México, con características excepcionales que se adaptaban a las exigencias del transporte terrestre.
Los autobuses Sultana se convirtieron rápidamente en la opción favorita para empresas de transporte como Transportes del Norte, Tres Estrellas de Oro, Estrella Roja, y muchas otras. Su presencia era tan amplia que prácticamente todas las líneas de autobuses de la época contaban con modelos Sultana en sus flotas. Con ellos, la movilidad a lo largo y ancho de la República Mexicana se transformó, haciendo más rápidos y accesibles los viajes largos y difíciles.
Innovación y Resistencia: La Grandeza de los Sultana
Una de las claves de su éxito fue la resistencia de los autobuses Sultana a las difíciles condiciones de las carreteras mexicanas. Los modelos como el Sultan Super Imperial TM-37-7D y el Modelo 7, se destacaron por sus muelles robustos, capaces de soportar los baches y caminos de terracería. Además, el diseño panorámico de los autobuses, como el icónico “jorobado” lanzado en 1959, ofreció a los pasajeros una experiencia de viaje única.
Empresas como Estrella de Oro rompieron récords al reducir el tiempo de viaje entre México y Acapulco a solo 5 horas y media, mientras que otros recorridos, como el de México a Tijuana, requerían hasta 36 horas de trayecto, empleando hasta cuatro conductores. Un verdadero testimonio de la resistencia y eficiencia de estos vehículos.
Una Presencia Internacional
El impacto de los autobuses Sultana no se limitó a México. La calidad y durabilidad de los modelos convencieron a transportistas de países como Perú, Colombia, Argentina, Guatemala y Honduras, que decidieron importar estos autobuses para operar en sus respectivas naciones. Modelos como el SP (Super Panorámico), equipado con lujosos asientos, cafetería y aire acondicionado, se convirtieron en la opción preferida en diversas rutas de Latinoamérica.
El Declive: La Competencia con Dina
Sin embargo, todo este imperio de movilidad comenzó a derrumbarse en los años 80. Trailers de Monterrey se vio obligada a competir con Dina, una compañía estatal que producía autobuses para el gobierno mexicano. Dina no solo competía en calidad, sino que tenía el respaldo de presupuestos públicos, lo que hizo que las condiciones de mercado fueran desiguales para los autobuses Sultana.
En 1981, la producción de los autobuses Sultana llegó a su fin, y con ello se desvaneció una era dorada en la historia del transporte terrestre en México.
El Legado de los Autobuses Sultana
Aunque los autobuses Sultana ya no circulan por las carreteras, su legado perdura en la memoria colectiva de varias generaciones. Su resistencia, su innovación y su impacto en la movilidad de México y Latinoamérica siguen siendo recordados por quienes vivieron la época dorada de estos gigantes del asfalto. Para muchos, los Sultana representan no solo una marca de autobuses, sino una parte fundamental de la historia de los viajes por carretera en la región.
