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Los adultos mayores son explotados y maltratados

Superiberia

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Córdoba.- La tercera edad para muchos ha dejado de ser el sinónimo del descanso de la vida laboral, la idea de dedicar tiempo a los nietos o simplemente de pasarlo con la pareja cuando aún se tiene, no se asemeja en nada con el estilo de vida al que la mayoría de los adultos mayores son sometidos, obligados a trabajar, mendigar o hasta olvidados en alguna casa de retiro. 

 Según las cifras del  Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), hace seis años en México existían ya 10.6 millones de ancianos, de acuerdo con la encuesta intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2015, la población de adultos mayores pasó de 6.2 por ciento en el 2010 a 7.2 por ciento para este año, mientras que la edad mediana en el país es de 27 años, para el 2050 la cifra se habrá triplicado, pues al menos uno de cada cuatro mexicanos habrá pasado a la edad adulta por arriba de los 60 años. 

  

VÍCTIMAS DE QUIENES MÁS AMARON

De acuerdo con la  coordinadora  de atención al adulto mayor del DIF municipal de Córdoba, Guadalupe Tress Aíza, el maltrato  en las personas de la tercera edad va desde los golpes, la omisión de cuidados y la explotación laboral. En lo  que va de este año, se han atendido aproximadamente 25 casos de ancianos  con diferentes tipos de maltrato, principalmente omisión de cuidados. 

 Cuando se detecta un caso de maltrato, dijo que como primer recurso se busca un acercamiento con los familiares a fin de que tomen conciencia y cambien el modo de atención; cuando se trata de adultos en condición de calle, donde ningún familiar quiere o  manifiesta no poder hacerse cargo, se solicita su ingreso a alguno de los albergues de la zona. 

 Con base a una encuesta del Colegio de México realizada en 2009, las estadísticas arrojaron que los adultos mayores reciben maltrato sobre todo de los hijos, con 36 por ciento; seguidos de la pareja, con 11; los nietos, 10, mientras que personas ajenas representan 17.4 por ciento. Reveló que en el seno familiar es donde eso se da más. Se desvalorizan las capacidades y autoestima de los viejos al ser ignorados, desatendidos y discriminados. 

 Al realizar un recorrido por las principales calles de esta localidad, se pudo apreciar por lo menos cinco casos de abuelitos mendingando en las calles.

Uno de ellos, Lulú, dijo llamarse Lourdes, aunque comerciantes aseguran que no es su verdadero nombre-, a temprana hora, todos los días llega a la esquina de la avenida 3 calle 5, para pedir dinero o la compra de una cajita de cerillos o un chicle.  

 En el lugar pasa casi todo el día, postrada sobre la baqueta donde come, duerme y hasta hace sus necesidades fisiológicas, la calle además de haberse convertido en su centro de trabajo es su hogar, pues en esa fría banqueta espera a que sus “familiares” la recojan y la lleven a su casa.

De acuerdo a versiones de algunos trabajadores de la zona, la mujer quien se presume supera los 80 años de edad, sufre explotación de sus allegados, pues en ocasiones aseguran se les ha visto acompañarla a su llegada a su esquina de trabajo y volvérsela a llevar. 

 Uno de los trabajadores del lugar -quien pidió omitir su nombre-, aseguró haber informado del hecho al DIF en varias ocasiones, sin embargo, desconoce el seguimiento del caso o el motivo por el cual la mujer no ha sido ingresada a un albergue o casa de retiro. 

  

POR UNAS MONEDAS

Una vez que un adulto supera los 35 años de edad, las fuentes de trabajo son escasas y se agotan con mayor facilidad con el paso de los años. El Inapam emprendió el programa de vinculación de abuelitos con los centros comerciales, donde han sido colocados como cerillitos. Aunque este tipo de “apoyos” se han manejado como una alternativa de ayuda para los abuelitos, la tarea tiene sus inconvenientes, pues son contratados como

“voluntarios” sin prestaciones y sin nada que  los ate jurídicamente, es decir, trabajan sin derechos, pero con muchas obligaciones y pésimas condiciones de trabajo, pues deben permanecer largas jornadas de pie, sin permiso para ir al baño o inclusive con la responsabilidad de responder ante mercancía dañada al momento del empaquetado. 

  

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