Orizaba.- A tan solo unos metros de la cantina donde convivió por varias horas y a una cuadra de su casa, un hombre fue aplastado por un vehículo, al parecer de transporte público, ayer por la tarde en Norte 6, entre Orientes 19 y 21.
El finado fue identificado como Jaime San Pedro Cipriano, de 58 años, hermano del propietario del bar Sam de Orizaba, y quien en vida tenía su domicilio en la avenida Oriente 23, número 344, esquina con Norte 6.
De acuerdo al reporte, los hechos ocurrieron poco antes de las 17:00 horas, cuando Jaime, de oficio balconero, presuntamente se encaminaba hacia su casa, después de haber estado conviviendo en el bar “La cabaña de los venados”, de la Oriente 19.
Existe la versión de que Jaime caminaba sobre la acera de la Norte 6, pero se tambaleaba peligrosamente hasta que perdió el equilibrio y tras resbalar cayó de espaldas sobre el arroyo vehicular.
En esos momentos transitaba un vehículo pesado, al parecer de transporte público, el cual aplastó al peatón con los neumáticos traseros del lado derecho, para enseguida escapar.
Jaime murió instantáneamente al sufrir exposición de masa encefálica. Enseguida los residentes del lugar salieron a ver lo que sucedió y encontraron el cadáver del balconero.
Estos hechos movilizaron a elementos de Protección Civil y de la Policía Municipal, los cuales al corroborar el deceso del transeúnte, llamaron a las autoridades del Ministerio Público.
El personal del MP sector Norte, encabezado por su titular Rosalba García Vega, inició las diligencias previas al levantamiento del cuerpo. Los restos de Jaime fueron trasladados a la funeraria Gutiérrez, para que el médico practicara la necropsia.
Los agentes de la Policía Ministerial se abocaron a las indagatorias, para intentar localizar al vehículo que aplastó a Jaime.
POBRE PERITAJE
Dando a notar las pésimas diligencias que llevan a cabo algunos criminalistas del departamento de Servicios Periciales, el encargado de realizar el peritaje de ayer olvidó preservar adecuadamente el área.
Sin importarle la presencia de familiares de Jaime San Pedro, pisaba los restos de masa encefálica, contaminando la escena. Después de varios minutos “recordó” resguardar el área, alejando de manera prepotente a los presentes, empleando especial atención en los medios de comunicación.
GUILLERMO RAMOS T.
EL BUEN TONO