in

Liderazgo social

Superiberia

 

El Líder debe tener una combinación, de cualidades, calidad moral, tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar, evaluar a sus coincidentes, como tener un claro sentido de la solidaridad y amistad; así como de capacidades, de trascender, influir sobre un grupo, asumir una causa o intenciones claras, poseer un alto grado de responsabilidad, cambio, propósito compartido y seguidores.

 

Richard L. Daft, en su libro “La Experiencia del Liderazgo”, define el liderazgo como “la relación de influencia que ocurre entre los líderes y sus seguidores, mediante la cual las dos partes pretenden llegar a cambios y resultados reales que reflejen los propósitos que comparten”.

Una mujer u hombre, pueden dirigir a otros, en la medida del conocimiento que los demás, de él tienen, de su integridad, sinceridad, transparencia, sin la necesidad de fingir para impresionar, con una tarea auténtica en concordancia con lo que dice y hace, con calidad y autoridad moral, promoviendo y reconociendo el desarrollo del potencial de otros, utilizando la consulta de ideas y opiniones para la práctica, sin delegar su derecho a tomar decisiones finales y señalar directrices específicas, logrando influir, satisfactoriamente para la obtención de un propósito y bien común, debiendo poseer un carácter que inspire confianza, humildad, sometimiento a la causa que enarbole, con pasión y el respeto con quienes difiere, manejar una comunicación efectiva, ser accesible, de un temperamento firme y controlado, persona con disposición de servir y no hacer su voluntad, para desarrollar convocatoria y movilización ciudadana. 

Los cambios de los liderazgos en los partidos hoy, como institutos políticos que tienen el fin de acceder al gobierno y por ende al poder público, no pueden ser elegidos a capricho, designación, en base a intereses de grupos o tratados con irresponsabilidad, no puede seguir siendo un discurso hacia la calle y otros los hechos, la unidad tiene que convertirse en realidad, respetarse los liderazgos naturales, por su carisma, influencia y legitimidad, que han demostrado aptitud pudorosa, instrumentación y la intención de trascender, hay que ampliar el espectro de participación ciudadana, con la obligación de la autocrítica, no las designaciones a modo o capricho, que garantizan la perdida de espacios; en el estado de Veracruz, las pasadas elecciones locales dan prueba de ello, porque no se colocaron a los liderazgos naturales y eran ellos los que representaban la posibilidad del triunfo, creándose una metamorfosis perversa, por perversos, en la que los acomodos e intereses fueron por encima de la ideología de los partidos políticos, con cambios de colores y banderas sin recato alguno, esto nos lleva a una profunda reflexión para tratar de ser más coherentes en los próximos cambios en los liderazgos, para que estos interpreten el sentir de la gente, no se trata de la elección de un dirigente del club de Toby, las niñas exploradoras o concurso de belleza, es necesario “hacer revisiones” y tomar “correctivos”, dentro de las estructuras, el desempeño de los servidores públicos, su popularidad y reputación, no la designación por sus mentores, el liderazgo, no es herencia o una ocurrencia, se adquiere por derecho propio, por esfuerzo, capacidad, reconocimiento y simpatía, se accede a él mediante procedimientos autorizados en las leyes y reglamentos, con la aprobación de las mayorías coincidentes, no se confiere en un vacío y desconfianza ciudadana, por la negación de las condiciones por las que atraviesa la sociedad, lo que resulta indignante y hasta cínico. 

La ilegitimidad de la designación a antojo de dirigencias partidarias, ni siquiera se les puede considerar, puesto que la principal característica del líder es precisamente la capacidad de convocar y convencer, elegido dentro de estructuras de unidad, con democracia, un liderazgo por medio de la designación, no es otra cosa que carencia del mismo, como contradicción; lo único que puede distinguir a un líder, es que tenga seguidores, pues sin éstos, no se propaga, ni se justifica que exista, solo se puede considerar como el abuso de la autocracia, el poder y del ventajismo, que tiene como derrotero la responsabilidad absoluta de quien lo designa, con la consecuencia de la toma de decisiones y resultados de las acciones.

La comunicación es un diálogo, es hablar y escuchar, un dar y recibir entre dos o más personas, para que exista, se necesita reciprocidad y deseo de comunicación por parte de ambos lados, lo que significa que, un líder efectivo no impone su voluntad y sus ideas como algo absoluto, sino que está abierto a opiniones y sugerencias, de existir confirmación, madurez y crecimiento, busquemos estos atributos entre nuestros líderes y gobernantes, señalándolo públicamente si consideramos carecen de ellos.
 

CANAL OFICIAL

Liberan a plagiario mediante amparo

Tiene lesiones bebé golpeado