Dicen que cuando abandonó su oficina del Palacio Municipal, la vieron guardando celosamente en cajas y baúles: crucifijos, ajos machos, sábilas con moños rojos, ungüentos y pócimas, que le sirvieron para resguardarse de las múltiples e interminables hechicerías que se practicaban entre los mismos ambiciosos y perversos colaboradores del exalcalde Tomás Ríos Bernal, con tal de ganar sus favores y preferencias; terminó creyendo que había fantasmas en su oficina, pero lo cierto es que la única y maléfica bruja era ella: la horrible contralora Teresa Jáuregui Rodríguez, quintaesencia de la corrupción y pillerías de su cómplice Tomás, cuya tarea fue hacerse ‘de la vista gorda’ ante las miles de anomalías y desvíos de empleados y funcionarios municipales, durante los cuatros años que cobró altos ingresos como ‘tapadera’ oficial.
Doña Teresa nunca cesó ni sancionó a nadie, pese a las escandalosas irregularidades en áreas de obras y servicios públicos, pero eso sí, fue la más entusiasta artífice de los descuentos forzados a los empleados municipales para “ayudar” en la campaña de la Candidata Perdedora Ángeles Sahagún y con esta reprobable acción contribuyó a que sobrepasaran los topes de su fracasada campaña.
Como despedida, la senil Contralora se alió con el entonces síndico Luis Alberto García Hernández, para envolver los enredados e irregulares paquetes de entrega de la Administración saliente, escudados en el servil ORFIS, cuyo triste papel es tapar los desvíos de recursos para que el Gobierno Estatal los aplique a su antojo y en campañas.
¿Lety: Actuarás en consecuencia? Córdoba quiere y merece que se castigue a los desleales funcionarios que han traicionado la confianza ciudadana y han robado al erario público municipal. Urge un cambio. ¡Actúa para que así marques la diferencia!