De todos es sabido que la marihuana es una droga de uso milenario, lo mismo la requieren pobres, ricos, príncipes y
reyes. Su consumo ha sido ligado a la pobreza, al abandono y el
desempleo, siempre hemos creído que sólo los jóvenes ema-
nados de familias de escasos recursos son los consumidores potenciales pero no es así.
Dentro del porcentaje de usuarios de la marihuana anotemos a gentes de la farándula y del arte, empresarios e hijos de la clase pudiente que por sus posibilidades económicas tienen acceso fácil a tan distinguida droga, obvio, siempre se le notará más lo drogadicto a un pobre que a un rico.
¿Quién promueve la cacareada legalización de la marihuana? ¿De
dónde nace el “profundo interés” de meter a la mota en el orden fiscal?
Haber mis apreciados lectores… piensen junto conmigo. De antemano se sabe que el negocio de la marihuana es de ganancias multimillonarias que se queda en muy pocas manos pero que salpica a otras miles y es precisamente esas voluminosas ganancias lo que está moviendo a la clase política mexicana.
Para empezar, no creamos que tenemos a las mejores conciencias
gobernando nuestro país y que deveras están “muy preocupados” por lo que ocurre en relación al manejo de las drogas, más bien se están apuntando para dirigir el lucrativo negocio convirtiéndolo en legal y ahí está el comentario del ex presidente Fox, donde expresa que él puede ser productor de marihuana… nomás que la legalicen. Para eso echaron mano de las altas eminencias culturales, mentes brillantes que debaten entre el sí y el no, así, si se equivocan no es volcán en erupción para Don Enrique Peña Nieto.
Hoy vemos con cierto resquemor si de verdad nuestros políticos piensan a cabalidad en el bienestar de nuestros hermanos mexicanos o es otro de sus acostumbrados distractores
emocionales para cubrir con niebla el implacable aumento
a los combustibles.
Hoy Fox felicita al gobierno Uruguayo por haber legalizado el consumo de la marihuana pero hay algunas diferencias…
los políticos uruguayos si leen LA BIBLIA y nuestros políticos
mexicanos EL LIBRO VAQUERO.
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