La tragedia ocurrida en el contexto del Maratón de Boston ha demostrado varias cosas que involucran a las autoridades, a los medios y a los ciudadanos comunes. La primera es que combatir al crimen, incluso al crimen organizado y al terrorismo criminal, no puede ser visto por las autoridades como un cheque en blanco para provocar más temor, más angustia, que lo que el crimen organizado genera por sí mismo.
Más allá de los juicios que se puedan hacer sobre la manera en que se juzgará a Dzhokhar Tsarnaev, único sobreviviente de los organizadores del atentado, especialmente en el tema de si se le aplicará o no la pena de muerte, el gobierno de Estados Unidos aprovechó todos los recursos tecnológicos a su alcance, evitó las víctimas colaterales y presentó al responsable ante la justicia. Que no hayan existido víctimas “colaterales”, es resultado de que las autoridades no dispararon de más. Se les podrá acusar de exagerados, pero no de insensibles.
Esa percepción depende también de que se han respetado los derechos del único sobreviviente, y aunque los padres de los terroristas descreen y desacreditan el proceso que se le sigue a su hijo Dzhokhar, ninguno de los hermanos Tsarnaev ha sido humillado públicamente ni durante los operativos en sí ni durante las intervenciones públicas de las autoridades. Lo que es más, las autoridades de EU no han usado ni filtrado fotografías de los hermanos Tsarnaev muertos o heridos a los medios de comunicación. Queda claro que respetar los derechos fundamentales de los responsables de acciones criminales no resta fortaleza ni credibilidad ni capacidad de acción al Estado. Además, impide que el Estado se convierta en blanco de críticas por los excesos que pudieran cometer los funcionarios públicos, y hace creíble la compatibilidad entre eficiencia y respeto a toda persona.
Esto no implica que no hayan ocurrido excesos, pero se limitaron a un par de medios de comunicación de Nueva York. El New York Daily News ocultó el alcance de los daños causado por los terroristas y para ello publicó fotos editadas. Al mismo tiempo, el New York Post, propiedad de Rupert Murdoch, optó por publicar fotos de personas inocentes como si fueran culpables del bombardeo. Sorprende que en todo Estados Unidos las exageraciones mediáticas fueran casos muy específicos. Eso habla bien de la responsabilidad de los medios.
Incluso entre los ciudadanos, solamente la red social Reddit cometió excesos como el mecanismo llamado de crowd-sourcing, es decir, utilizar la intervención de muchas personas en las redes sociales para dar cuenta de algunos hechos. Usuarios de Reddit acusaron, de manera similar a como lo hizo The New York Post, a personas inocentes de haber participado en el bombardeo. Eso también deja ver que además del cuidado que deben exhibir las autoridades y los medios de comunicación, las redes sociales —es decir— los usuarios de esas redes, también tienen una responsabilidad que no pueden eludir al abordar problemas como estas acciones terroristas.
Otra cosa notable fue la manera en que los vecinos de una ciudad relativamente grande como Boston (cuatro y medio millones de almas) acataron el toque de queda impuesto para dar con Tsarnaev, lo que demuestra que cualquier estrategia de seguridad pública que no cuente con la colaboración de la sociedad, está condenada a fracasar. ¿También en México podríamos lograr estas reacciones y colaboraciones? ¿Qué tendríamos que hacer para lograrlo?