Por Andrés Timoteo / columnista
En lo que respecta a las formas políticas, vienen algunos eventos en Veracruz que serán indicativos del comportamiento y las prioridades de ambos gobiernos, el Federal y el Estatal. El próximo domingo 6 de enero se conmemoran 103 años de la promulgación de la Ley Agraria, que en 1915 hizo el entonces presidente Venustiano Carranza.
La tradición establece que el Presidente de la República acude al Puerto de Veracruz para depositar una ofrenda floral y hacer guardia de honor en el monumento al llamado Barón de Cuatro Ciénegas. Algunos presidentes surgidos del Partido Acción Nacional (PAN) desairaron ese evento durante el docenio panista (2000-2012), ahora se verá si López Obrador asiste a honrar la memoria de Carranza o deja en el olvido tal costumbre oficial.
También el 7 de enero es la conmemoración de la huelga y represión de trabajadores textiles ordenada en 1907 por el dictador Porfirio Díaz en Río Blanco. Durante los últimos años esa ceremonia también ha sido despreciada por los mandatarios federales y estatales, pese a la importancia histórica que representa tanto por ser la cuna del movimiento obrero en el País, como porqué fue uno de los detonantes de la Revolución Mexicana de 1910. Hasta la fecha no hay indicios siquiera de que asista el Gobernador de la Entidad.
En abril venidero se celebrarán los 500 años de la fundación de la ciudad de Veracruz, acontecida el 19 de ese mes de 1519. Ese evento ya provoca un choque entre los gobiernos Federal y Estatal de Morena, con el Ayuntamiento porteño que encabeza el panista Fernando Yunes Márquez, hijo del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
Esto porque la esposa de López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller ha celebrado reuniones organizativas de los festejos sin convocar al Edil jarocho. Lo que se sabe es que la Federación pretende acaparar las celebraciones marginando al alcalde Yunes Márquez. Así, el festejo por los 500 años de Veracruz está atrapado entre los resquemores políticos.
Lo mismo sucederá con el Carnaval de Veracruz que inicia el 27 de febrero, pues es evidente la nula relación entre el Ayuntamiento y el Gobierno Estatal. Vaya ni la diplomacia o civilidad política existe, porque en el primer informe del Alcalde porteño no hubo representante del Gobierno Estatal.
Es tradición carnavalesca que el Gobernador en funciones encabece o presencie desde el palco principal el primer desfile de comparsas y carros alegóricos que se efectúa sobre el bulevar costero Manuel Ávila Camacho. ¿Lo hará Cuitláhuac García o desairará el festejo? La forma es fondo, diría una máxima de la política.