“Chiapas tiene todo para dejar de ser lo que hoy es”.
Arnaldo León Ovando
Chiapas se ha gobernado conforme a siete principios escrupulosamente observados:
1) Concentrar poder sin importar Estado de derecho, división de poderes, municipio libre o partidos políticos.
2) Corromper todo lo corrompible: organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y sectores privados.
3) Reprimir a todo aquel que no se someta o haga señalamientos críticos a la forma de gobernar.
4) Crear una camarilla en el poder que, en alianza de complicidades, fortalezca su solidaridad.
5) Buscar una gente de fuera que, sin mayor preocupación por el Estado, pueda asumir las decisiones, así sean arbitrarias o ilegales.
6) Invertir cuantiosos recursos, con una profunda megalomanía, para promover la imagen personal hasta en el último rincón del estado.
7) Desde el primer día, arrancar una campaña para designar un sucesor a modo que no tan sólo profese lealtad, sino que oculte los ilícitos desde el poder, garantizando así impunidad.
Esto explica porqué el estado está cada vez peor. Es el más pobre del país, con enormes contrastes y tremendamente desintegrado. Todos los días vemos noticias de conflictos por falta de servicios, por problemas magisteriales, por la tierra o por la lucha del poder. Los brotes de movimientos indígenas se encuentran vinculados a las crisis del cultivo del café, ya sea por los precios o por su baja productividad. Hoy, la enfermedad de la roya está dañando como nunca a productores de todos los niveles. No está circulando el dinero y decisiones tomadas hace algunos años, como haber suspendido el proyecto hidroeléctrico de Itzantún, interrumpió un largo periodo (28 años) durante el cual Chiapas recibió inversión federal (Mal Paso, Angostura, Chicoasén, Peñitas).
Se podrá decir que Vicente Fox no resolvió el problema chiapaneco en los 15 minutos ofrecidos. Sin embargo, en los últimos 12 años no ha habido confrontaciones derivadas de este conflicto. La labor social de Xóchitl Gálvez y de don Luis H. Álvarez en las zonas marginadas explica esta situación.
Por éstas y otras razones, después del gobierno anterior, considerado el peor de su historia en la entidad, hay un gran malestar. Sorprende la indiferencia de la Federación, pues a pesar de tantos anuncios de la Cruzada Nacional contra el Hambre, no se percibe un trabajo político que inyecte nuevos ánimos. Chiapas puede llegar a sufrir, espero equivocarme, una situación mucho más compleja y grave que la vivida hoy en Guerrero y Oaxaca.
La escasez de recursos se manifiesta en los hospitales. Los proveedores hacen cola intentando cobrar viejos adeudos. Las finanzas estatales están seriamente comprometidas. Lo más grave es que no se ve voluntad y oficio político en el nuevo gobierno, el cual, a casi seis meses de haber iniciado, no hay idea de qué hacer desde el gobierno ni ha integrado un equipo que se distinga y sea independiente del anterior.
Con el cambio de gobierno se sembró una esperanza. Un joven político pintó el estado con un lema: “Vamos güero”. Logró alianzas muy costosas y obtuvo una alta votación. Se le reconoce su capacidad para hacer campaña —todavía continúa en ella— y ahora aparecen espectaculares de alto costo con un nuevo lema: “Cerca de la gente”. Y la gente se interroga: “¿Cerca para qué?”.
Chiapas ha tenido personajes fascinantes: Fray Bartolomé de las Casas, el procurador de indios y preclaro humanista; el liberal Ángel Albino Corzo; el jurista, historiador y político Emilio Rabasa Estebanell; el valiente senador Belisario Domínguez y los grandes poetas Rosario Castellanos y Jaime Sabines, por sólo mencionar a los más preclaros, nos hablan de su enorme riqueza que contrasta con su actual decadencia.
Los chiapanecos hoy observan a su joven gobernador y se hacen una pregunta:
“¿Cuándo asumirá el cargo?”.