Por: Andrés Timoteo / columnista
Aún no concluía la Semana Santa cuando la realidad sacudió al Estado. Un motín en el reclusorio La Toma, en Amatlán de los Reyes, provocó la muerte de seis policías estatales y un civil. Fue un acto criminal más que una rebeldía de internos por cuestiones de Derechos Humanos, pues la revuelta fue instigada por cuatro líderes del crimen organizado que se negaban a ser trasladados a otra penitenciaria, de acuerdo con lo informado.
Estos delincuentes seguían dirigiendo actos delictivos en el corredor Córdoba-Orizaba, pese a estar recluidos en la cárcel. De ahí que su traslado hacía otro reclusorio les representaba dejar de conducir la red criminal y las ganancias dejadas al cometer todo tipo de ilícitos. Por eso su resistencia a ser movidos de La Toma durante el operativo realizado la noche del pasado sábado y azuzar al motín de otros reclusos bajo control. Los seis policías fueron sorprendidos y encerrados en una de las áreas donde perecieron asfixiados con humo, ya que los amotinados prendieron fuego a las colchonetas.
Fue un homicidio premeditado que luego se quiso disfrazar con supuestas amenazas de muerte de parte de funcionarios públicos para con los capos delincuenciales. Una persona más está muerta y aunque no se ha confirmado su identidad, se supone que es un interno, pues estaba vestido de civil. Además, una quincena de uniformados también resultó con lesiones y al menos uno de ellos era reportado como grave.
El motín en La Toma hace que al debate público regrese el tema de los centros penitenciarios y sus condiciones, como los llamados “autogobiernos”, o sea, donde los criminales mantienen un control paralelo en las cárceles; el hacinamiento, la posible colusión de custodios con los reos y la convivencia de presos de alta peligrosidad con los condenados por delitos leves o incluso con aquellos que todavía no reciben sentencia.
Son temas viejos que llevan años discutiéndose, pero que deben atenderse, ya que por años se dejaron escondidos a conveniencia de las autoridades en turno. Sólo hay que recordar los episodios de violencia y graves irregularidades que se registraban en el interior de los penales durante la fidelidad y el duartismo, y que sólo se sabían por rumores y trascendidos, ya que el Gobierno Estatal silenciaba todo informe al respecto.
No hay que olvidar aquella fuga masiva de reos en los penales Duport-Ostión, en Coatzacoalcos; el de Cosamaloapan y en el mismo de La Toma, en Amatlán de los Reyes, el 19 de septiembre de 2011, cuando los propios custodios abrieron las puertas de los complejos para que ingresaran comandos de Los Zetas a liberar a integrantes de esa célula delictiva que estaban presos.
En ese entonces, la Dirección de Prevención y Readaptación Social era de Víctor Flores Hernández y el secretario general de Gobierno, el cordobés Gerardo Buganza Salmerón. En aquel episodio, de los 32 reclusos evadidos, quince salieron de La Toma, por eso fueron destituidos José Rodrigo Berber Macías y Erick Jiménez Garrido, director y jefe de Seguridad y Custodia, respectivamente, de dicha penitenciaria.
Hasta la fecha, es un misterio si los funcionarios destituidos fueron procesados penalmente por su colusión con ese caso. De los altos funcionarios, entre ellos Buganza, todos están enterados que siguen “intocados”. Tres años antes, en mayo de 2008, ya un grupo de sicarios había entrado en el reclusorio Duport-Ostión de Coatzacoalcos para liberar a cinco capos de Los Zetas con la supuesta anuencia de la Dirección del penal y de las autoridades estatales.
Eran los tiempos del innombrable, donde el pacto entre el Gobierno Estatal y el crimen organizado estaba en su apogeo. Tan era así, que para justificar lo sucedido en dicha penitenciaria, el entonces secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar, aseguró ante la prensa que no había sido una evasión, sino que personal de la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) había acudido al reclusorio para hacer el traslado de los reclusos, lo que fue desmentido por el delegado estatal de la Procuraduría General de la República (PGR), Jaime Rodríguez Aguilar.
Ahora, el tema de los reclusorios y sus habitantes regresa al templete mediático, pero los seis policías muertos en el operativo para reubicar a capos del crimen organizado cuentan una historia diferente a la de los últimos doce años. Si estuviera vigente la fidelidad, a esos criminales no se les hubiera tocado, al contrario, se les habría entregado las llaves de La Toma para que entraran y salieran a gusto. Es la historia de La Toma en dos tiempos.
Lo anterior no significa que el actual Gobierno Estatal omita informar lo sucedido el fin de semana en dicho centro penitenciario ni que las comisiones Estatal y Nacional de Derechos Humanos accedan a los expedientes y al lugar para documentar posibles violaciones a las garantías humanitarias de los reclusos. La transparencia sobre los hechos será la mejor opción para que la sociedad veracruzana entienda la diferencia entre el antes y el después.
CHUECOS Y ENDEREZADOS
En el patio electoral, desde el pasado 30 de marzo, Viernes Santo, iniciaron formalmente las campañas para renovar cargos federales: la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión – 500 diputados y 128 senadores-. Ya hay, pues, un hervidero de candidatos dispersado por todo el País, tratando de engatusar a los electores durante los próximos tres meses.
De los cuatro candidatos a Los Pinos, dos decidieron iniciar su proselitismo en pleno Viernes Santo y el resto lo pospuso hasta ayer domingo primero de abril. La expanista Margarita Zavala, disfrazada como candidata “independiente”, comenzó la medianoche del pasado jueves -primeros minutos del viernes- en el monumento al Ángel de la Independencia de la Ciudad de México.
La señora Zavala, conocida como “La Calderona”, llegó a la carrera presidencial “haiga sido como haiga sido”, igual que su marido, Felipe Calderón, cuando se hizo del Gobierno Federal en el 2006, pues a pesar de que presentó firmas falsificadas ante el Instituto Nacional Electoral (INE), éste le avaló su registro en lugar de denunciarla penalmente. Tal el marido, tal la esposa, ambos chuecos, fraudulentos y tolerados por las autoridades.
El abanderado de la alianza “Por México al Frente” (PAN-PRD-PMC), Ricardo Anaya, lo hizo en un encuentro con jóvenes cibernautas en Santa Fe, también en la capital del País, y ayer domingo se reunió con mujeres en Jalisco, ante las cuales prometió igualar salarios laborales para varones y féminas, además de prometer la defensa de México y sus migrantes ante Estados Unidos y su presidente, Donald Trump. De paso, cantó con el niño huichol Yuawi, intérprete del famoso “Movimiento Naranja”.
Por su lado, el candidato de la coalición “Todos por México” (PRI-PVEM-Panal), José Antonio Meade, comenzó el proselitismo en Mérida, Yucatán, el único Estado del País donde el tricolor tiene tendencia ganadora, y donde ofreció lo imposible: “sacar la corrupción de la política y encabezar un Gobierno decente”. ¿Echará a todos los priistas de Palacio Nacional y se autoexiliará él mismo? Ojo, esto no deja de ser promesa de campaña, o sea algo irreal, y más cuando se trata del tricolor, pues no hay que olvidar que “Dios no endereza jorobados”.
Finalmente, el candidato de la alianza “Juntos haremos historia” (Morena-PT-PES), Andrés Manuel López Obrador, lo hizo en Ciudad Juárez, Chihuahua, sitio que lleva el apellido de uno de sus personajes admirados: Benito Juárez. En esa Entidad, prometió combatir la corrupción y la impunidad, y hacer que México no sea un “títere” de Estados Unidos. Lo único que le faltó es decir cómo logrará esas promesas, porque el toque mesiánico de que “si el Presidente no es corrupto sus colaboradores no lo serán” no funciona ni es creíble.
Así fue el comienzo de la carrera de los presidenciables, unos chuecos y otros enderezados, pero estarán en el “tendedero” mediático por tres meses; recetarán 23 millones de spots publicitarios a los mexicanos y se gastarán, cada uno, 429 millones de pesos, a razón de 4 millones 700 mil pesos por día. O sea, campañas de ricos para un pueblo pobre.
Por cierto, retrocediendo unos cuantos días, hay un chiste muy divertido con respecto al Viernes Santo y que queda al dedillo de la coyuntura electoral: Llega un centurión de Pilato al monte Gólgota para supervisar la crucifixión de Jesús y se sorprende al ver que las cruces que flanquean a la del Profeta están vacías. “¿Y los ladrones?”, le pregunta a otro soldado romano. “Se fueron de candidatos de Morena”, le responde. “El Peje les dio amnistía y candidaturas”, agrega el custodio. Risas.
LA ‘PIÑATA’ DE CÓRDOBA
En Veracruz, los candidatos a las diputaciones federales iniciaron campaña, unos el viernes y otros el fin de semana. De todos los distritos electorales, Córdoba, como ya se ha dicho, es uno de los que atrae más el morbo popular por la disputa peculiar que ahí se llevará a cabo. Hay una candidata, Marisol Arroniz del PAN-PRD-PMC, malquerida y vapuleada por todos. Será la “piñata” a la que golpearán con gusto el resto de los contendientes, no porque sea la más popular o lleve las predicciones ganadoras, sino porque hay viejos agravios de su periódico, que todos se van a cobrar. Al parecer el PAN no conseguirá hacerse de la Diputación Federal a menos que del Gobierno Estatal vengan a su rescate, ya que está peleada con todos, hasta con los electores. Otro punto interesante de este Distrito es que a Morena parece que no le interesa ganarlo, pues luego de una rebatinga interna le dio la candidatura al doctor Juan Martínez, contendiente fallido a la Alcaldía el año pasado, y quien ahora inició en solitario su campaña. Ni siquiera el diputado local Zenyazen Escobar García estuvo presente en el inicio del proselitismo. Escobar prefirió irse a acompañar a los candidatos en Xalapa que al de Córdoba, donde le negaron registrarse para buscar la curul federal. Respecto a los candidatos al Senado, hoy lunes inician en Xalapa los de Morena, la diputada federal con licencia, Rocío Nahle y el fidelista Ricardo Ahued, quien fue Alcalde y Diputado Local y Federal por el tricolor. Los de la alianza PAN-PRD-PMC, Julen Rementería del Puerto, exalcalde de Veracruz, exdiputado local y exsecretario de Infraestructura y Obra Pública, así como la diputada local por el PRD y exalcaldesa de Santiago Tuxtla, Yazmín Copete Zapot, comenzaron su campaña desde el viernes pasado en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.También el fin de semana, en Xalapa, arrancaron proselitismo los candidatos del PRI-PVEM-Panal, Juan Nicolás Callejas Roldán, diputado federal y exdirigente de la Sección 32 del SNTE y María del Carmen Pinete, exdiputada federal, personera del innombrable. Ambos son los rivales más débiles de la contienda al Senado, ellos a duras penas lograrán en tercer lugar, pues la disputa real es entre las fórmulas Rementería-Copete y Nahle-Ahued.