AGENCIA
Madrid.- La localidad de Benetússer, en Valencia, ha sido testigo de uno de los rescates más impactantes durante el desastre natural que sacude a España. Una mujer de avanzada edad quedó atrapada en su coche junto a su cuñada en un paso subterráneo que se inundó súbitamente debido a las lluvias torrenciales. Durante tres días, ambas permanecieron incomunicadas hasta que un equipo de salvamento escuchó sus gritos y logró rescatarlas, aunque la cuñada ya había fallecido. La situación se produce en medio de una creciente indignación popular por la falta de respuesta oportuna de las autoridades ante la devastación causada por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), que ha cobrado la vida de 211 personas y dejado a miles de damnificados.
La DANA, que comenzó el pasado martes, ha sido el desastre natural más mortífero en la historia reciente de España. Aunque afecta a nueve comunidades autónomas, el epicentro ha sido la región valenciana, donde cientos de personas aún permanecen incomunicadas. Con casi una semana de retraso, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, anunció finalmente el despliegue de diez mil efectivos de ayuda, entre militares, Policía Nacional y Guardia Civil, tras días de críticas por la lentitud de su respuesta. Sánchez declaró que este es “el mayor despliegue de efectivos en tiempos de paz”, aunque el apoyo llega tras la indignación generalizada, el colapso de las infraestructuras y la falta de atención a comunidades enteras que siguen aisladas.
La falta de coordinación entre el gobierno central y el autonómico, encabezado por Carlos Mazón, ha sido evidente en estos días de crisis. Mientras el presidente Sánchez atribuía la responsabilidad de la gestión inicial a las autoridades valencianas, Mazón pidió más apoyo del gobierno central e instó a la colaboración de ministros en la organización de los grupos de respuesta para atender áreas críticas como sanidad y asistencia social.
Además de la pérdida de vidas humanas, el impacto económico es devastador: más de 77 mil casas han sido afectadas y se estima que al menos 3 millones de personas en España viven en zonas de riesgo alto de inundación, muchas de ellas en el litoral mediterráneo, donde la construcción descontrolada y el uso turístico de viviendas han agravado la vulnerabilidad de estas zonas.
A medida que pasan los días y las calles continúan anegadas, crece el riesgo de infecciones y epidemias. En la localidad de Chiva, 17 personas que participaban en tareas de rescate en un estacionamiento inundado fueron atendidas por intoxicación de monóxido de carbono, una de ellas con convulsiones. Los expertos advierten que el riesgo de una emergencia sanitaria se incrementa a medida que el agua estancada sigue sin ser retirada de miles de hogares.