“Mi alma -confesó- es el alma del pueblo. ¡Los que quieran patria, vengan conmigo! Cristo declaró: ‘A Dios lo que es de Dios, al César lo que es del César’, yo os digo: ‘¡Al pueblo lo que es del pueblo!’ Paso a paso, vamos dándole vida a la transición al socialismo. Cada día el pueblo tendrá más poder. Cada día seremos más libres. Esto es un acto de independencia…”, uno de los discursos recuperados en Hugo Chávez. Mi primera vida, un compilado de conversaciones que sostuvo el comandante Chávez con Ignacio Ramonet y que publica editorial Debate en nuestro país.
Sin embargo, hoy vemos a los venezolanos persiguiendo el que parece ser un sueño completamente distinto. ¿Será que han despertado del engaño, de aquel engaño que les heredó Hugo Chávez? La respuesta podríamos obtenerla de las varias manifestaciones que hoy hay en las calles de Caracas y demás ciudades del país bolivariano. Pasó menos de un año de la desaparición física del comandante para que grupos estudiantiles y civiles salieran a enfrentar a un gobierno también heredado y que poca luz asoma para el futuro.
Y es que fue hace justo un año, cuando estaba al aire en la Segunda Emisión de Cadenatres Noticias, que nos enlazamos en directo a Caracas. Quien fue designado para ocupar el lugar de un presidente que había batallado contra el cáncer por varios meses, finalmente salía a dar la noticia inevitable: Hugo Chávez había muerto.
La historia de Venezuela, a partir de esa fecha, se ha escrito siempre en el plano del colapso. Aunque desde que Chávez anunció su padecimiento, se comenzó a tambalear un gobierno que, durante los últimos 13 años, había sido liderado por uno de los personajes más polémicos. A Hugo Chávez nadie puede negarle esa personalidad que, bien explotada, como lo hizo él, tiene potencial para hacer de alguien un líder que lo mismo seduce medios que masas. Así logró reelegirse una y otra vez. Aunque así también fue hundiendo a su país: construyendo huecos que, a la realidad, se perdieron entre sus discursos, sus apariciones frente a plazas llenas, en las que lo mismo le aplaudían sus cánticos o sus poemas. Por esas mismas razones, hace un año tantos lloraron su partida.
La suya fue una muerte anunciadísima, pero que incluso desde antes de que sucediera, se convirtió también en un elemento de la que, decían, fue una conspiración para derrotarlo. Así de malentendido el ego del comandante y así el mensaje que pasó a través de Nicolás Maduro, quien se convertiría en su oficial sucesor y quien ha llevado al límite una política chavista que tiene hoy a Venezuela bajo una lluvia de enfrentamientos que, incluso, ha dejado muertos. El sueño bolivariano de Chávez convertido ya en el sueño, aunque ahora, de locura, de Maduro.
Hoy se cumple un año de la muerte de Hugo Chávez y no hay, a corto plazo, una figura en Latinoamérica que asome tener la capacidad de convocatoria que él tuvo, cualidad que es también responsable de las condiciones en las que hoy se encuentra su país: mucha teoría y poca realidad. Y es la ausencia de ésta, su notable cualidad, que Nicolás Maduro tenga a Venezuela como está.
Hugo Chávez supo explotar todas sus cualidades de prestidigitador, de encantador de serpientes, del mago de los sinsentidos, pero gracias a eso dejó a un país hundido que hoy se ve al borde de la resistencia, grupos que no se dejan engañar por la espiral de locura en la que a Maduro se le aparece Chávez a través de las aves para enviar ánimos a un país reventado. Y es que Chávez, hace un año, heredó a su país, vía Nicolás Maduro, aquello que escribimos aquí en este espacio: “La incertidumbre por lo que vendrá será acaso la única herencia que Chávez le haya dejado a su pueblo: un sueño bolivariano, un sueño construido sobre la locura…”. Un sueño hoy convertido en pesadilla.