En una votación que refleja la opinión mundial, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el miércoles una resolución no vinculante que exige a Israel poner fin a su “presencia ilegal” en la Franja de Gaza y Cisjordania en el plazo de un año. La resolución fue respaldada por 124 de los 193 miembros, con solo dos votos en contra y 43 abstenciones.
El embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, calificó la decisión como “vergonzosa” y acusó a la Asamblea General de apoyar el “terrorismo diplomático” de la Autoridad Palestina. “En lugar de conmemorar el aniversario de la masacre del 7 de octubre condenando a Hamás y exigiendo la liberación de los 101 rehenes restantes, la Asamblea sigue bailando al son de la Autoridad Palestina, que apoya a los asesinos de Hamás”, señaló Danon.
La resolución surge en un contexto de intensificación de la violencia en Cisjordania y a medida que la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza se acerca a su primer aniversario. Esta guerra fue desencadenada por los ataques de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, que llevaron a un enfrentamiento a gran escala.
Aunque la resolución no es jurídicamente vinculante, el amplio apoyo que ha recibido refleja el creciente consenso internacional sobre la ilegalidad de la presencia israelí en los territorios palestinos ocupados. Además, el documento solicita el retiro de todas las fuerzas israelíes y la evacuación de los colonos “sin demoras”, conforme al fallo emitido por la Corte Internacional de Justicia en julio, que dictaminó que Israel no tiene soberanía sobre esos territorios y está violando las leyes internacionales.
Este fallo fue una condena clara al dominio israelí sobre los territorios que capturó durante la guerra de 1967, y refuerza la posición de la comunidad internacional respecto a la ocupación. Aunque en la Asamblea General no existen vetos, a diferencia del Consejo de Seguridad, el voto sigue siendo una demostración poderosa de la postura global en torno al conflicto palestino-israelí.
La votación subraya la presión constante sobre Israel para encontrar una solución al conflicto y pone de manifiesto la complejidad de las dinámicas diplomáticas que rodean a esta prolongada disputa territorial.
