Córdoba.- Al cumplirse seis años de su establecimiento, el mercado La Isla luce abandonado, los locales cerrados, las ventas de comerciantes son precarias, nunca se establecieron las tiendas ancla y demás promesas que políticos usaron como bandera para este zoco y como carne de cañón a los vendedores ambulantes y comerciantes informales que pagaban su derecho de piso en el centro de Córdoba.
Dolores Márquez Ibáñez, líder de la Unión de Detallistas Ambulantes Establecidos del mercado Revolución y Tratados de Córdoba, en representación de las 14 organizaciones de comerciantes ambulantes, anunció la realización de un sueño que hace mucho tiempo albergaban los comerciantes informales, explicó que “ahora tendremos un lugar digno para ofrecer nuestros productos, sin las incomodidades que representa el estar trabajando en las calles”; pero no hubo comodidad, la gente no llegó a comprar, las ventas se fueron a pique y ese sueño se convirtió en una pesadilla para los comerciantes.
Ubicado en el bulevar Agustín Millán, el mercado La Isla, que desde el 16 de enero de 2010 abrió sus puertas al público, luego de haber sido inaugurado por el gobernador Fidel Herrera Beltrán y el alcalde de ese tiempo, Juan Lavín Torres, ambos personajes se comprometieron a hacer de éste un espacio para eliminar el ambulantaje en Córdoba, a petición de empresarios que veían mermadas las ganancias de sus negocios establecidos por la competencia de los vendedores informales.
PROMESAS Y engaños
Durante su discurso, el 16 de enero de 2010, el Alcalde hizo hincapié en la importancia de esta obra, pues desde 1959, año en que se inauguró el mercado Revolución, no se había contado con otra construcción tan digna para todos aquellos que venden sus mercancías.
“Hoy nos da la obra más importante del desarrollo social, económico, político y cultural”, resaltó.
Este zoco se construyó con recursos del Fideicomiso del 2 por ciento a la Nómina y rebasó los 90 millones de pesos contando el terreno, construcción y equipamiento.
Fueron 35 millones de pesos de inversión en la compra del terreno, que cuenta con una superficie de 16 mil 282.37 metros cuadrados. Más los 50 millones que se erogaron para la construcción del mercado y el resto para equiparlo, hoy es un sitio que poco a poco se deteriora, sin mantenimiento, sin vida comercial y sin futuro para quienes en su momento creyeron en las palabras de las autoridades.
Las palabras del entonces Presidente municipal fueron “pese a los momentos de crisis que se viven en el país, Córdoba y Veracruz siguen yendo hacia delante, ese fenómeno aquí no se ve ni se siente”.
LA FORMALIDAD
Fueron cerca de 700 vendedores ambulantes los que estarían en un sitio propio y podrían acceder, en aquel entonces, a través del Régimen del Pequeño Comercio (REPECO) a la prestación de vivienda con los servicios de Infonavit y tendrían Seguro Popular.
Con ello los personajes influyentes de la política abanderaron a la ciudad de Córdoba, como “un ejemplo para que muchas otras ciudades del estado puedan resolver el problema del ambulantaje, dotando así de espacios a quienes acercan los productos a las familias”, mencionó en ese ocasión el gobernador Fidel Herrera Beltrán.
Para terminar con la competencia desleal que sufrían los empresarios de las tiendas comerciales del centro de Córdoba, las autoridades agradecieron la paciencia de la Iniciativa Privada, asimismo la disponibilidad de los vendedores para desalojar de manera pacífica las calles, alabando esta obra y enalteciéndola con frases como “un hecho sin precedentes en la historia de Veracruz y Córdoba que hoy es la número uno del estado no sólo por esta magnífica construcción, sino por el marco en el cual se pone en marcha, decía el munícipe por ese “logro”.
INCUMPLIMIENTOS
El alcalde Juan Lavín, en ese entonces prometió a los ambulantes, que estaban en pláticas con cadenas alimenticias transnacionales, franquicias comerciales e incluso empresas cordobesas exitosas que se instalarían en el zoco para darle mayor atractivo, dijo que todos querían entrar a la subasta de espacios para alimentos que estaban disponibles, aspecto que nunca sucedió.
Las llamadas tiendas ancla, que prefirieron “otros mares” y se instalaron en diversos lugares de la ciudad para crecer en sus ganancias dejando solos a los ambulantes que sin más fueron abandonados a su suerte y desgracia.
El zoco que contaba con espacio para 16 pescaderías, ocho pollerías y carnicerías, mismas que aunque se dijo que había muchas personas que se peleaban los lugares, tampoco fueron una realidad.
INTENTOS INFRUCTUOSOS
Posterior a su puesta en marcha, el mercado La Isla no dio los resultados esperados, no había ventas y a pesar de la insistencia de los comerciantes, las tiendas ancla nunca se abrieron, poco a poco se desesperaron los locatarios pero las autoridades no cumplieron con lo prometido.
Para tratar de reactivar la economía de La Isla, decidieron trasladar la Feria del Juguete con motivo de los Reyes Magos, donde esperaban que con ello se brindara mayor promoción al zoco pero sólo por temporadas subían un poco las ventas, el resto del año, no siguen sin repuntar y hay cierres de locales.
FLORISTAS Y PINEROS
Después de trasladar la Feria del Juguete, fueron los pineros y floristas quienes ocuparon un sitio en el mercado La Isla, ellos se mantienen firmes en el lugar, y sólo unos cuantos locales son abiertos, a la fecha el 85 por ciento de los especios están cerrados, y las autoridades no tienen para cuando reactivar este inmueble que ahora esta convertido en una obra infructuosa más de muchas tantas que existen en toda
la ciud