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La historia de un héroe

Superiberia

Amatlán.- Pascual de los Santos fue un hombre de calzón de manta, pero especialmente un héroe amatleco por haber sido quien mató de un disparo certero al Comandante Hevia en la Batalla de Córdoba, recordó Otilio Arellano Clemente.

La fuente, quien es un habitante del municipio y conoce la historia de Pascual porque su familia la cuenta cada 21 de mayo desde su tatarabuela hasta la actualidad, añadió que la localidad debería recibir el nombramiento de Generosa, luego de dar un hombre a la Patria.

“Amatlán de los Reyes es la cuna de Córdoba, puesto que fue aquí donde 30 familias recibieron la bendición para fundar la Ciudad de los 30 Caballeros y posteriormente vinieron a pedir ayuda, dado que a pesar de que había soldados y personas preparadas, no se sentían con la fuerza necesaria para defender su territorio”, expresó.

La señora María Candelaria López Pablo, quien falleció en 1976 a los 96 años, conocía el relato porque se lo contaron sus padres, luego de que sus abuelos vivieron en aquella época y ella a su vez se la relató a su hija Encarnación López, abuela de Otilio, a quien ahora le tocó compartirla para que no se olvide.

Contexto

Pascual de los Santos García fue un hombre que vestía calzón de manta y se dedicaba a la cacería con éxito, puesto que donde ponía el ojo también la bala, sin importar la distancia en la que se encontrara de su presa, asegura el narrador.

Añadió que era su mamá quien se encargaba de limpiar y comercializar la carne que le llevaba a la vivienda cada día, “estaban los dos solos, es decir, se tenían únicamente el uno al otro”.

Destacó que en 1821, pese a que había personas especialistas en el manejo de las armas como José Joaquín Herrera y Blas Luna, fueron a pedir ayuda a Amatlán.

Según la historia, fue el 6 de marzo de 1821 cuando se proclamó de manera oficial el Plan de Iguala en la Villa de Córdoba, por el cual se declaraba la Independencia de México, quedó dividida en dos grupos antagonistas: los partidarios de las ideas libertarias, insurgentes, y los que querían la continuidad del Virreinato español, realistas.

Hizo notar que a pesar de estar en manos de los realistas, la Villa de Córdoba se encontraba indefensa bajo la custodia del coronel Bellido, quien debido a las pocas fuerzas de combate de las que disponía, se vio obligado a rendirse y entregar la plaza al Ejército Insurgente, que comandaba José Joaquín Herrera.

Versiones

El 10 de mayo de 1821, mencionó, comenzaron a propagarse rumores que aseguraban que el Ejército Realista había llegado al poblado El Naranjal con la intención de recuperar la ciudad, por lo cual los insurgentes, al mando de Antonio Guardaelmuro y Francisco Calatayud, comenzaron a organizar la defensa de la plaza en disputa.

Sin embargo, la historia que circula de generación en generación, precisa que aun con esas versiones, Hevia manifestó que empedraría las calles con las cabezas de los cordobeses, por lo que temiendo cumpliera su palabra solicitaron apoyo de Amatlán, “necesitaban a una persona que disparara de forma certera”.

Agregó que el Ejército de Hevia llegó y se acuarteló en Córdoba, sin oposición de nadie, mientras los cordobeses habían demandado respaldo conociendo que el mejor cazador era Pascual, quien recibió la instrucción de su madre de que no fuera, porque tenía temor.

Así,  los integrantes del Ejército Insurgente se prepararon para el combate; también se unieron a la defensa cerca de 250 voluntarios de Córdoba y 20 amatlecos, entre ellos Pascual de los Santos García, destacó el entrevistado.

El disparo

Aquella noche, mencionó, Pascual se trasladó a Córdoba y solicitó le indicaran dónde estaba Hevia, que junto con sus hombres se encontraba acuartelado en una casa cerca del parque de la Cruz Roja; aunque según la historia indica que fue en la vivienda quemada donde actualmente hay un parque recreativo.

Hevia vigilaba aquella noche mientras su tropa descansaba, en un momento determinado se asomó por una barda, lapso que aprovechó un hombre para indicarle a Pascual ese era el comandante que quería empedrar las calles con las cabezas de los cordobeses.

Apuntó su arma hacia el objetivo y de un sólo disparo Pascual de los Santos mató a Hevia; al escuchar el estruendo la tropa despertó y confirmó lo sucedido, entonces atacaron a la figura que se asomaba, el héroe cayó y fue trasladado a Amatlán de los Reyes.

“Me lo contaron así tal cual, sin agregarle nada hoy sigo narrando ese hecho, los cordobeses trajeron el cuerpo de Pascual al pasillo del Palacio Municipal, que era como una casa de madera, avisaron a su madre y a otros ciudadanos”, manifestó.

Pascual era un hombre de entre 35 y 40 años, yacía en el pasillo del Palacio hasta donde llegó su mamá con una vara, “las mujeres de aquellos tiempos eran fuertes y tras haber perdido a su hijo, llegó y con la varita le pegaba al cuerpo inerte, mientras expresaba: te dije que no fueras, no obedeciste”.

Olvido

Tras su muerte, fue enterrado en el primer cementerio de Amatlán, “cuando aún era joven escuché que al crecer la mancha urbana alguien encontró la tumba; sin embargo, las autoridades de aquel tiempo no le dieron el reconocimiento debido y se perdió, “debió quedar volteada al construirse las viviendas”.

Consideró que dado que Amatlán de los Reyes dio un hijo a la Patria,  deberían anteponer el nombre de Generosa al del municipio en reconocimiento a Pascual de los Santos, quien defendió a Córdoba con su propia vida y dejó sola a su madre.

La Marcha

de Amatlán

Hace años se creó una marcha en relación con la historia de Amatlán, cuenta Otilio Arellano.

Manifestó que la propuso Juan Ramírez Ramírez, quien fue compositor y maestro de la primaria Rafael Delgado, pero nadie le dio la importancia necesaria y hoy se desconoce.

De tal forma que pese a los aportes de la población son olvidados un poco.

Ayer recordaron la Defensa de Córdoba y por ello aquí como en la Ciudad de los 30 Caballeros realizaron eventos cívicos.

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