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La foto, la traición y el traidor

Superiberia

Nadie puede negar que resultaron geniales el mensaje político y la mercadotecnia para exhibir como “amigos” a los señores Andrés Manuel López Obrador y Miguel Ángel Mancera.

Por eso, negar que la imagen de “amigos” entre ambos forma parte de una estratagema bien planeada y de contundentes tintes políticos es, por decirlo suave, un grosero intento de engañar a los ciudadanos y esconder la verdad con palabrería y retórica.

También por eso, cuando los señores López y Mancera ocultan que detrás del mensaje existe un acuerdo político, no sólo insultan al sentido común, sino a la verdad y hasta la capacidad de percepción de los ciudadanos.

Por lo pronto, hoy se sabe que la autoría intelectual de presentarse en público como “amigos” -y dejar por todas partes los testimonios gráficos y de video- fue precisamente de Andrés Manuel López Obrador; político al que le apremiaba enviar el mensaje -a propios y extraños- de que ya no tiene más amigos que el poderoso jefe de gobierno del Distrito Federal.

Y correspondió al señor Mancera preparar los detalles del encuentro: la confección de los uniformes de beisbolistas pertenecientes al equipo “Amigos” y -sobre todo- difundir en todos los medios las imágenes gráficas y el video de los nuevos “amigos”. Pero falta responder ¿por qué?, ¿para qué? 

La última traición 

Primero se debe aclarar que, fiel a su estilo, AMLO engañó de nuevo a los ciudadanos. Y es que en uno de los actos de promoción de su empresa familiar, llamada Morena -en Guerrero-, el tabasqueño dijo que la foto y el juego de beisbol fueron algo así como casualidad. Dijo que invitó a Mancera “a tirar la primera bola, y nada más”. ¿Habrá alguien que crea esta patraña? Está claro que no. Pero lo interesante está en otro lado. El propio AMLO se encargó de responder una parte de la interrogante cuando de manera contundente -en la misma gira por Guerrero- aclaró que ha había roto con el PRD y que a partir de ese momento pintaba su raya con los partidos del Trabajo y Movimiento Ciudadano.

Así lo dijo: “Pinté mi raya porque no estoy de acuerdo con la política que llevan a cabo los dirigentes del PRD, por eso ya no tengo nada que ver con él -con el PRD- ni con el PT ni con Movimiento Ciudadano, sin que haya pleito de por medio”. Reconoció lo que en su momento aquí revelamos: que luego de la elección de julio de 2012 le propusieron ser parte del Pacto por México, pero que lo rechazó porque “el pacto no es bueno para México”, y considera que la única oposición real es su empresa familiar, convertida en el partido Morena.

Dicho de otro modo, el político que usó al PRI para hacerse notar en sus inicios, que luego se afilió al PRD, del que fue presidente y dos veces candidato presidencial, que utilizó como “bacinica” al PT y a Movimiento Ciudadano, hoy dice que todos esos partidos son una porquería, que ya no quiere nada con ellos. ¿Y cuando esos partidos le daban dinero, poder y el registro como candidato a puestos de elección popular no se dio cuenta de que eran una porquería? Eso se llama traición, aquí y en Macuspana.

Está claro que nada de eso le importa, como también está claro que no pagará la multa que le impondrá el IFE por hacer trampa en la campaña presidencial de 2012. ¿Y por qué AMLO no se hará responsable de sus trapacerías en los tiempos de candidato presidencial del PRD, PT y MC? ¡Nomás faltaba! Porque AMLO y su causa son puros, impolutos, no como el resto de los mortales, que son rateros. Pronto aparecerán las trapacerías que se cuecen en Morena, donde ya se desparrama el cochinero. Y entonces dirá que “¡es un compló!” 

Amigos poderosos 

Es curioso que hoy AMLO descalifique a toda la llamada “izquierda” -PRD, PT y MC- y que él -un político más conservador que los derechistas del Yunque- se erija en la única oposición y el único partido de izquierda.

Pero es aún más curioso -y hasta de risa loca- que AMLO decida montar todo un tinglado engañabobos -el juego de beisbol- para exhibir ante el mundo que sólo tiene como amigo al señor Mancera, cuando el jefe de gobierno fue impulsado precisamente por el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano; y cuando Mancera tiene compromisos con esos partidos.

Claro, mañana AMLO dirá que su principal amigo no es líder de ningún partido y ni siquiera milita en uno de los corruptos partidos de la izquierda. Y en efecto, Mancera se da el lujo de no pertenecer a los partidos que lo empujaron al GDF. Y por eso tiene todo el camino libre para ser arropado por Morena, de AMLO. ¿Se afiliará alguna vez? Hoy nadie lo sabe, ni el propio Mancera.

Lo que sí se sabe es que AMLO no selecciona a cualquier amigo. No, sus amigos son poderosos. En su momento se hizo amigo de Cuauhtémoc Cárdenas, de Carlos Slim, de Emilio Azcárraga, de Norberto Rivera, de Ricardo Salinas, de Carlos Ahumada… y de muchos otros poderosos y ricachones a los que utilizó para sus fines. Y claro, luego los desechó, traicionó, combatió y, en algunos casos, los metió a la cárcel. ¿Y por qué hoy buscó ser amigo de Mancera?

La respuesta es elemental. Porque Mancera es el político y gobernante más poderoso en México, luego de Peña Nieto. Y es el signo y la fuente del dinero público y de la impunidad para los fines de AMLO. Mancera será el mecenas de Morena y será “El Padrino” que cuidará la espalda a las fechorías que prepara AMLO en la capital del país, en su patraña de impedir la privatización petrolera. Mancera jugará el papel que, en su momento, jugó Marcelo Ebrard: solapador de las mafias al servicio de AMLO.

La traición final

Pero el asunto va más allá. Mancera será una suerte de “Caballo de Troya” de AMLO en el Pacto por México y, sobre todo, en la reforma petrolera. Hoy, luego de 25 años de vida del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas es de nueva cuenta el jefe de la izquierda mexicana, sobre todo por su calidad moral en materia petrolera. Y AMLO pretenderá arrebatarle ese liderazgo; traicionar de nueva cuenta a su padre político. Para eso quiere a Mancera.

Y si no lo sabe Mancera, sólo es cuestión de tiempo para que AMLO lo traicione. Y es que AMLO ha traicionado a todos sus amigos y a todos los que le sirvieron. Traicionó al mítico constructor de la izquierda Heberto Castillo, traicionó a su padre político, Cuauhtémoc Cárdenas, traicionó a Los Chuchos, traicionó a Santiago Creel, traicionó a René Bejarano, a Marcelo Ebrard, a Carlos Ahumada, a Rosario Robles, quien lo hizo jefe de gobierno; traicionó a muchos empresarios que le dieron mucho dinero para hacer política y a los que nunca más recordó; traicionó al PT y a MC.

Traicionó a la democracia y a millones de ciudadanos con sus engaños de fraude electoral. Sólo falta la traición a Mancera. Al tiempo.

 

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