Por: Andrés Timoteo / columnista
El pasado fin de semana el Partido Revolucionario Institucional (PRI) cumplió 88 años de existir. Es uno de los partidos políticos más viejos del mundo, y también uno de los que han gobernado más tiempo. Fue creado en 1929 y estuvo en la Presidencia de la República ininterrumpidamente hasta el año 2000 cuando triunfó el panista Vicente Fox. Es decir, fue un régimen de 71 años sin intervalo, pero si sumamos los seis años del gobierno de Enrique Peña Nieto, entonces la cifra total es de 77 años de gobierno, con la pausa de los 12 años de administraciones panistas.
Con esta sumatoria, el tricolor superará al Partido Comunista de la Unión Soviética que gobernó durante 74 años, de 1917 cuando fue creado por Lenin hasta 1991 cuando se derrumbó la famosa cortina de hierro y se desintegró la Unión Soviética. En cuestión de Gobierno, el PRI también supera al Partido Comunista de China que si bien tiene 96 años de existencia, sólo ha gobernado 68 años, desde 1949 cuando fue proclamada la República Popular de China.
Por supuesto, al compararlo con otros regímenes autoritarios, el PRI es un caso aparte para los estudiosos pues si bien tuvo como eje giratorio un presidencialismo absoluto, el poderío unipersonal de cada ocupante de Los Pinos siempre se redujo al periodo de seis años. Entonces, no fue el hombre sino el partido, el ente político sobreviviente y reinante. Fue un autoritarismo feroz pero flexible al mismo tiempo, lo que le permitió permanecer vigente más de ocho décadas.
En su momento el escritor peruano, Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, dijo que México era el único País del mundo donde existía la dictadura perfecta en referencia a los largos Gobiernos priistas. Surgido de la Revolución Mexicana, hace ya setenta años que el PRI comenzó a alejarse de los principios revolucionarios, desde la llegada –por cierto- de un veracruzano a la presidencia de la República, Miguel Alemán Valdez en 1946.
Los historiadores afirmaron que fue ahí cuando “la Revolución se bajó del caballo para subirse al automóvil” en referencia a que el mandatario fue el primer gobernante que no fue militar sino abogado titulado y junior empoderado. El título que le dan al hijo, Miguel Alemán Velasco, quien fue gobernador de Veracruz (1998-2004), el “Cachorro de la Revolución” no es por el padre sino por el abuelo, el general Miguel Alemán González que si fue combatiente de la Revolución Mexicana.
Pues bien, desde el alemanismo el tricolor inició la distancia de la causa revolucionaria, pero desde 1982 se ‘tecnocratizó’ cuando llegaron al Gobierno economistas titulados en universidades estadounidenses para aplicar los planes del neoliberalismo económico con miras al desmantelamiento del Estado y para beneficiar a la clase empresarial.
Luego el PRI se derechizó, cambió su posición de centro-izquierda a la derecha por eso dicen que la llegada del panista Vicente Fox en el año 2000 no fue alternancia política sino la transferencia del poder de la derecha a la derecha. Ya con el regreso del priismo a Palacio Nacional en el año 2012, se repitió esa coyuntura: una transferencia del poder político de derecha a derecha pero también el tricolor bajo el peñismo hizo lo que ni la derecha tradicional se atrevió: desmanteló emblemas revolucionarios como la soberanía sobre el petróleo y la electricidad.
El priismo de derecha hizo retroceder a México a los años del Porfiriato, antes de la Revolución Mexicana. Por eso, el Revolucionario Institucional a sus 88 años es un octogenario en decadencia y los jocosos han transformado la frase de Vargas Llosa de la dictadura perfecta por la dentadura perfecta pues las fauces priistas siguen igual de peligrosas para devorar todo dinero público que le pongan enfrente.
EL LASTRE
Hoy el priismo también es sinónimo de delincuencia, tanto la de ‘cuello blanco’ que se hace con el robo de presupuestos por medio de triquiñuelas contables y legaloides, como la del crimen organizado porque hay una nebulosa que impide ver dónde acaba la mafia y donde comienza el Gobierno priista. Hay investigadores de talla internacional que afirman que en México no ha funcionado ningún plan de combate contra el narcotráfico por culpa del PRI, sus Gobiernos Federales, Estatales y Municipales, la mayoría si no coludidos, si tolerantes con la delincuencia.
El crimen organizado y el priismo son una amalgama tremendamente sólida. Entonces el PRI también es un anciano adicto, narcotizado. Por otro lado, en términos políticos, el tricolor está en decadencia porque si bien actualmente gobierna 15 de 32 gubernaturas del País -donde habitan 53 millones de personas, poco menos de la mitad de la población total- tiene un repudio abierto de la población. A finales del 2016, el partido tenía una aceptación popular del 22 por ciento y a finales de enero ésta decayó hasta el 17 por ciento.
Y el que se supone es su principal activo, el presidente de la República en turno, Enrique Peña Nieto, está peor porque solo tiene el 12 por ciento de aceptación, o sea que casi 9 de cada diez mexicanos lo repudia. Por eso el pronóstico para los comicios presidenciales del 2018 es que se repetirá el fenómeno del 2006, cuando se desplomó a la tercera posición, pero también podría ser el descalabro electoral más estrepitoso de la historia, que lo aleje del Gobierno durante décadas o quizás para siempre.
Por cierto, en el contexto del 88 aniversario, rondó el fantasma del exgobernador veracruzano, otro de los lastres que harán azotar al priismo en los comicios de ese año y los del 2018. El senador Arturo Zamora, quien fungió como secretario técnico de la Comisión de Justicia Partidaria, la que expulsó a Duarte como militante en octubre del 2016, fue nombrado como nuevo secretario general de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).
Con ese nombramiento, y el discurso del dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza para que se detenga pronto al exGobernador, se pretende dar un barniz de anticorrupción al partido, pues saben que con todo su rosario de raterías provocará un voto masivo de castigo en las elecciones venideras. En resumen, pese a que conserva su ‘dentadura perfecta’, el PRI tiene decrépito el resto del cuerpo y llega a sus 88 años con muy malos augurios electorales.
Pero en Veracruz están peor porque hacen lo contrario que el Comité Ejecutivo Nacional. Acá a los corruptos no se les excluye sino que se les pone a liderar la estructura. El líder estatal Renato Alarcón acaba de reacomodar el organigrama y entregó carteras a sendos primates –porque son patanes cavernícolas. Uno es el líder de los encuerados, Marco Antonio del Ángel Arroyo, le dieron la vocería partidista.
Lo anterior pese a que sobre Del Ángel pesan investigaciones judiciales que podrán llevarlo a prisión junto con su padre, César del Ángel Fuentes, detenido desde el 27 de enero. Los Del Ángel, padre e hijo, lideran el grupo de choque conocido como Movimiento de los 400 Pueblos, los cuales agredieron a pedradas el 29 de junio del 2016 al entonces gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, al Senador Santiago Creel y al líder nacional del PAN, Ricardo Anaya.
También fue nombrado Julio Cerecedo como coordinador de Delegados, aún cuando este personaje fungió como Director estatal de Transporte Público y subsecretario de Gobierno durante los últimos dos sexenios, y siempre ha estado señalado de nexos con la delincuencia, y en especial tiene mucho que explicar –ante el Ministerio Público- sobre las concesiones de transporte público que la fidelidad entregó a la mafia. En resumen, en Veracruz el octogenario tricolor está mal, de malas y con malos.
DESTANTEADO
En el quehacer político no hay escrituras eternas y las arenas son movedizas, sobre todo en el tema electoral. Prueba de lo anterior es lo sucedido al empresario gasolinero Daniel Zairick Aboumrad, quien ya decía tener en la bolsa la candidatura del PAN a la presidencia de Orizaba y recibió un balde de agua fría con el registro como precandidato del exalcalde Hugo Chahín Maluly.
Destanteado, Zairick ahora lanza llamados a la dirigencia Estatal para que hagan a un lado a Chahín alegando que los militantes panistas lo prefieren a él. Sin embargo, la renuncia del exedil al PRI y su inscripción en el blanquiazul, refleja que habría un acuerdo del actual alcalde, Juan Manuel Diez Francos –socio comercial y político de Chahin- con el Gobierno que encabeza Miguel Ángel Yunes Linares, y que la dirigencia panista podría descantarse por el expriista.
La buena relación entre Diez Francos con el gobernador Yunes, es evidente, y se basa, según la voz popular, en que el edil orizabeño habría sido un donante generoso en la campaña del panista en el 2016. Y en política la forma es fondo, dicen los ideólogos, y hay que recordar que el 29 de enero durante su visita a las instalaciones del C4 en Fortín de las Flores, el gobernador Yunes Linares no escatimó elogios para Diez Francos, aún cuando no estuvo presente en el evento. Están en buena lid y parece que con acuerdos electorales, pues.
Entonces, efectivamente, Diez Francos podría seguir gobernando a trasmano si Hugo Chahín se convierte en candidato de Acción Nacional y gana los comicios de junio –aunque eso está por verse, tal es el plan-. Además, frente a Zairick, el exalcalde Chahín tiene ventajas. Una es que ha sido candidato ganador pues buscó la Presidencia y la obtuvo en el 2010 mientras que Daniel Zairick fue candidato a la diputación local en el 2016 y la perdió frente al candidato de Morena, Rogelio Rodríguez, quien era prácticamente un desconocido en política.
La segunda es que Chahín contaría con el respaldo financiero del ayuntamiento de Orizaba para costear la campaña, mientras que Zairick Aboumrad le invertiría de su bolsa o se atendría a lo que el primo, Alejando Zairick, logre desviar de la Secretaría de Desarrollo Económico y Portuario (Sedecop) con el entuerto que en el organigrama estatal hay austeridad y estará vigilado –y denunciado- si se usa el dinero estatal para la campaña electoral del pariente.
Por si fuera poco, en las mediciones demoscópicas, Chahín sale mejor posicionado que Daniel Zairick, aún cuando los militantes panistas –que son los menos en comparación a los ciudadanos que votarán- no acepten del todo a un expriista. La política es convulsa, se insiste y en Orizaba puede darse una voltereta en contra de los engreídos Zairick, y su majestad El Emperador, como apodan a Diez Franco, podría seguir con la satrapía. Están fregados los orizabeños, pues.