La ley SB4 de Texas, una medida antimigrante controvertida, ha generado tensiones en la zona fronteriza de Estados Unidos y México, sirviendo de inspiración para otros estados republicanos que buscan implementar medidas similares. Impulsada por el gobernador Greg Abbott, esta ley convierte en delito menor el ingreso irregular al estado desde el extranjero, con penas que van desde seis meses hasta 20 años de cárcel para infractores reincidentes, además de permitir la expulsión inmediata sin proceso legal y prohibir políticas locales que limiten la indagación del estatus migratorio por parte de la policía.
La incertidumbre crece entre migrantes, tanto indocumentados como legales, debido a las implicaciones discriminatorias y a la incertidumbre legal generada por la ley. A pesar de las batallas legales entre los gobiernos estatales y federales, la SB4 sigue generando efectos e inspirando acciones en otros estados. Ejemplos como Iowa, Nuevo Hampshire, Tennessee y varios estados más muestran una tendencia hacia medidas similares que van desde detenciones y deportaciones hasta la colaboración forzada con el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Estos movimientos legislativos reflejan una tendencia preocupante en el panorama migratorio estadounidense, donde las políticas antimigrantes están ganando terreno, en detrimento de la seguridad jurídica y los derechos humanos de las personas migrantes. La polarización política y la búsqueda de control migratorio están impulsando estas acciones, lo que genera tensiones adicionales en un tema ya de por sí complejo y sensible en la región.
